Un dramático hecho de violencia animal sacudió el barrio San Cristóbal, en el sur de Bogotá, donde un joven de 25 años sufrió severas heridas tras ser atacado por una jauría de perros callejeros. La gravedad del incidente llevó a la amputación de ambos brazos de la víctima, quien actualmente se encuentra en estado de recuperación en un centro asistencial.
Según reportes, el ataque ocurrió en la madrugada del domingo cuando la víctima, identificada como Andrés López, regresaba a su hogar luego de culminar su jornada laboral. Testigos afirman que al menos cinco perros lo acorralaron y lo agredieron brutalmente, propinándole más de 150 mordeduras en distintas partes del cuerpo. Alarmados por los gritos de auxilio, vecinos del sector intervinieron y lograron espantar a los animales, dando aviso inmediato a las autoridades y a los servicios de emergencia.
El joven fue trasladado de urgencia al Hospital El Tunal, donde los médicos determinaron que la extensiva pérdida de tejido en sus extremidades hacía imposible su recuperación, por lo que se vieron obligados a amputar ambos brazos para salvar su vida. El caso ha generado conmoción en la comunidad y ha reavivado el debate sobre la problemática de los perros en situación de calle en la capital.
Habitantes de San Cristóbal han expresado su preocupación ante la creciente presencia de jaurías en la zona, señalando que no es el primer caso de ataques a transeúntes. Han solicitado a las autoridades distritales la implementación de medidas urgentes para garantizar la seguridad de la comunidad y el control de la población canina.
Por su parte, la Alcaldía de Bogotá ha anunciado que se iniciará una investigación para esclarecer las circunstancias del hecho y evaluar el estado de los animales involucrados. Además, se reforzarán las estrategias de adopción y esterilización de perros callejeros en la ciudad con el fin de reducir su proliferación y minimizar riesgos para la población.
Este lamentable suceso pone en evidencia la necesidad de una política integral de bienestar animal, que no solo aborde el control de la población canina en las calles, sino que también promueva la tenencia responsable y el fortalecimiento de instituciones encargadas de proteger tanto a los animales como a los ciudadanos.