Colombia enfrenta una nueva alerta en salud pública ante el incremento sostenido de los casos de cáncer de mama. De acuerdo con el más reciente informe de The Economist Impact, elaborado con el respaldo de MSD, se proyecta que la incidencia de esta enfermedad aumente más del 5 % hacia el año 2030, pasando de 691 a 739 casos por cada 100.000 mujeres.
El estudio, titulado Reducir la brecha de equidad: atención oncológica para la mujer en Colombia, revela que 3 de cada 10 diagnósticos se realizan en etapas avanzadas, lo que reduce significativamente las probabilidades de supervivencia. Además, el país enfrenta un incremento en subtipos más agresivos como el cáncer luminal B y el cáncer de mama triple negativo (CMTN), una de las variantes con peores pronósticos y tratamientos más complejos.
Según los datos, el 61 % de los casos de CMTN se detectan en fases localmente avanzadas, mientras que el 35 % llega hasta el estadio IIIB, cuando el tumor ya se ha extendido a los ganglios linfáticos y zonas cercanas. Entre las pacientes, el 36,5 % presenta progresión de la enfermedad, el 38,9 % sufre recaídas, y más de la mitad, el 53,8 %, fallecen por complicaciones asociadas.
“La detección temprana puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Queremos que ninguna mujer en Colombia vea limitada su posibilidad de tratamiento por razones geográficas o económicas”, afirmó Johanna Ballesteros, gerente general de MSD Colombia y Ecuador.
El informe también destaca las profundas desigualdades territoriales en el acceso a servicios de salud. En regiones como la Amazonía y la Orinoquía, solo el 29 % de los casos se diagnostican a tiempo. Aunque el 99 % de la población cuenta con algún tipo de afiliación al sistema de salud, las barreras logísticas, culturales y económicas siguen impidiendo una atención equitativa, especialmente en comunidades rurales, afrodescendientes e indígenas.
Las cifras son aún más preocupantes entre las mujeres indígenas, donde el 19 % de las muertes por cáncer ocurren antes de los 45 años, frente al 10 % en mujeres mestizas. Factores como el sobrepeso, la falta de educación médica, la desconfianza en el sistema y la carencia de servicios especializados contribuyen a esta brecha.
A esto se suma la escasez de especialistas, con un déficit nacional estimado en 179 profesionales oncológicos, lo que limita la capacidad del sistema de salud para ofrecer diagnósticos oportunos y tratamientos efectivos.
El estudio plantea tres líneas de acción prioritarias: ampliar la prevención y detección temprana, fortalecer la infraestructura médica en zonas apartadas mediante unidades móviles y telemedicina, y promover la cooperación entre sectores públicos y privados para diseñar políticas basadas en datos que reduzcan las inequidades.
“El cáncer de mama no puede seguir siendo una sentencia de desigualdad. Es urgente actuar, invertir en prevención y garantizar que la atención oncológica llegue a todas las mujeres por igual”, enfatizó Ballesteros.
En el marco del mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, el informe deja un mensaje claro: hablar salva vidas, pero actuar con equidad puede salvar miles más. Colombia tiene ante sí el desafío de transformar su sistema de salud para que cada diagnóstico sea una oportunidad de vida y no una historia de abandono.