El expresidente Álvaro Uribe y el presidente Gustavo Petro protagonizaron un intenso debate sobre la reforma laboral en la plataforma X, donde intercambiaron opiniones sobre el efecto de dicha reforma en la economía y se lanzaron críticas mutuas.
Uribe inició la discusión al advertir que la reforma promovida por el Gobierno de Petro podría crear un “gran problema para las pequeñas empresas y para la confianza de los colombianos”. Además, describió la reforma como “un capricho ideológico que busca eliminar normas útiles”. Entre sus objeciones, destacó el incremento en los recargos por trabajo nocturno y los días de licencia de paternidad, mencionando que “hoy hay 14 días de licencia de paternidad, y quieren extenderlo a 42 días, lo cual es más de lo que tienen Argentina, Chile, Brasil, México, Ecuador y Perú”.
En Colombia, el recargo nocturno actualmente se aplica de 9 p.m. a 6 a.m., pero con la reforma, se adelantará a las 7 p.m., lo que, según Uribe, aumentaría los costos laborales. “Una pizzería de una pequeña empresaria ya no podría asumir el recargo desde las 7 de la noche”, comentó.
Por su parte, el presidente Petro respondió en X: “No comprendo por qué Uribe arremete contra los trabajadores colombianos. En su tiempo como hacendado, tuvo problemas laborales que culminaron en la muerte de muchos”.
Uribe desmintió esas afirmaciones y defendió su gestión: “Respete, presidente Petro. Mientras usted delinquía, yo trabajaba. Las Farc presionaron a los sindicatos hasta hacer inviable la empresa, que finalmente entregué a los trabajadores. Todo se realizó conforme a las regulaciones laborales”.
El expresidente también acusó a Petro de intentar desacreditarlo: “Antes de mi presidencia, la guerrilla difundió en Europa la mentira de que yo había asesinado a sindicalistas para recuperar la finca, que fue poco a poco destruida por la intervención de las Farc”.
Petro concluyó el intercambio con otra crítica hacia Uribe: “Mientras sus trabajadores pasaban hambre para enriquecerlo, yo intentaba hacer una revolución para cambiar esa realidad. Hacer revoluciones no es un crimen, pero asesinar a revolucionarios a traición, con frialdad y por odio, sí lo es”.