La investigación por la muerte de dos niñas a causa de un envenenamiento con talio en unas frambuesas sigue revelando detalles que fortalecen la hipótesis de la Fiscalía y estrechan el cerco sobre una de las principales sospechosas. Nuevos testimonios y rastreos técnicos han permitido reconstruir con mayor precisión la ruta del envío y las circunstancias que rodearon la entrega del alimento contaminado.
El caso, que conmocionó al país en abril pasado, tiene como víctimas a Emilia Forero e Inés de Bedout. En el centro de la investigación aparece Zulma Guzmán Castro, empresaria y expareja sentimental del padre de una de las menores, quien actualmente se encuentra fuera del país y es buscada mediante circular roja de Interpol.
Uno de los elementos que cobra relevancia en esta etapa del proceso es el testimonio del domiciliario encargado de entregar las frambuesas. Según su declaración, una mujer identificada por sus características físicas, especialmente su cabello rojo, fue quien le ofreció una propina adicional y le pidió insistir en que el pedido fuera recibido, pese a las dudas iniciales en el lugar de entrega.
De acuerdo con la investigación, al momento de recibir el domicilio, una empleada de la familia manifestó que no habían solicitado frambuesas. Sin embargo, el repartidor aseguró que se trataba de un obsequio y que estaba dirigido a Martín, uno de los hijos de Juan de Bedout. Ante la insistencia, el paquete fue finalmente aceptado.
Este detalle llamó la atención de los investigadores, quienes concluyeron que la persona que realizó el envío tenía conocimiento preciso de la dinámica familiar y de la forma en la que normalmente se recibían los domicilios en el apartamento. El nombre del destinatario coincidía con el de un vecino del edificio, situación que ya había generado confusiones previas y que habría sido aprovechada para concretar la entrega.
Otro hallazgo clave se dio a partir del rastreo tecnológico. Aunque el domiciliario cambió de empleo después de los hechos, conservó el mismo número de teléfono, lo que permitió a las autoridades identificar los contactos desde los cuales fue coordinado el envío. Los números rastreados estarían asociados a un mismo correo electrónico vinculado a España y, según la Fiscalía, tendrían relación con una amiga cercana a Zulma Guzmán, quien será citada a declarar.
A esto se suma el testimonio de Juan de Bedout, quien afirmó que su hija le comentó que las frambuesas habían sido enviadas por “una mujer de pelo rojo” que vivía en un edificio blanco, una descripción que coincide con la proporcionada por el repartidor.
Para los investigadores, estos elementos no solo refuerzan la hipótesis de un envío premeditado, sino que evidencian un conocimiento detallado de la intimidad de la familia afectada. La Fiscalía continúa recopilando pruebas y coordinando acciones internacionales para ubicar a la principal sospechosa y esclarecer por completo uno de los casos más dolorosos y complejos de los últimos años.


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