La ola de violencia que atraviesa el país ha desatado una creciente indignación ciudadana y política, con fuertes críticas hacia la estrategia de paz total que lidera el presidente Gustavo Petro. Tras los recientes atentados en diferentes regiones, voces de distintos sectores han advertido que la situación de orden público se ha deteriorado gravemente, afectando tanto a la población civil como a la fuerza pública.
En medio de la conmoción, se ha planteado la necesidad urgente de replantear los alcances de la paz total, señalando que en lugar de desactivar la violencia, ha permitido que estructuras criminales se fortalezcan en corredores estratégicos del territorio nacional. Estos cuestionamientos se han intensificado después del ataque con drones en Amalfi, Antioquia, donde un helicóptero de la Policía fue derribado, y del atentado con carro bomba en las inmediaciones de la Escuela de Aviación Marco Fidel Suárez en Cali, que dejó un saldo de víctimas fatales y decenas de heridos.
Sectores políticos y sociales han elevado la voz reclamando decisiones inmediatas por parte del Ejecutivo, no solo en materia de seguridad y protección ciudadana, sino también en inversiones clave como la adquisición de equipos antidrones y tecnologías que permitan anticipar y contrarrestar nuevas modalidades de ataque. Cali, en particular, ha sido escenario de duros cuestionamientos al Gobierno, dado que la ciudad enfrenta una situación límite en materia de seguridad y sus habitantes expresan que no soportan más hechos violentos.
Las críticas se centran en que la paz total, en vez de consolidar la tranquilidad nacional, ha derivado en una expansión de la influencia territorial de los grupos armados, generando mayor inestabilidad. “¿Cuántos atentados más? ¿Cuántos muertos más, entre policías, civiles y militares, necesita Colombia para que se tomen medidas contundentes?”, se preguntan analistas y ciudadanos en redes sociales.
Mientras tanto, las fuerzas militares y de Policía permanecen en acuartelamiento de primer grado, en máxima alerta, con el fin de responder a cualquier eventualidad. El país, entre tanto, sigue en vilo a la espera de decisiones firmes que frenen la violencia y devuelvan la seguridad a los colombianos.