La tensión vuelve a subir en la zona de frontera entre Colombia y Venezuela, esta vez por el despliegue masivo de más de 8.000 integrantes de la Guardia Nacional Bolivariana y milicias en trochas ilegales, áreas boscosas y municipios limítrofes. La medida, ordenada por el gobierno de Nicolás Maduro, ha generado preocupación entre los habitantes de Norte de Santander y de los estados venezolanos Táchira y Zulia.
Aunque por ahora se mantiene la normalidad en el paso de vehículos y personas por los cuatro puentes internacionales que unen ambos países, persisten los temores ante un posible cierre de frontera en medio de la presión que ejerce Estados Unidos en el mar Caribe sobre el régimen venezolano.
“Han llegado muchos carros, buses con guardias a Pedro María Ureña y San Antonio del Táchira. Los ubican en un complejo militar. El primer día los colocaron en los puentes para que la gente los mirara, pero después los mandaron para las trochas; allá es donde están ubicados, pero sí hay muchos militares”, relató un residente de la frontera.
La comunidad de Pedro María Ureña y San Antonio del Táchira ha confirmado la llegada masiva de efectivos, así como la presencia de milicias y colectivos en zonas céntricas de estos municipios. “Lo que siempre les ha funcionado es la presencia de milicias y colectivos entre la gente. Ellos son los que escuchan, miran qué hace la gente en la calle. De esos hay muchos también que llegaron y nos preocupa mucho todo lo que pueda pasar”, expresó otro habitante.
En el Catatumbo, donde la frontera con el estado Zulia es amplia y vulnerable, la preocupación es mayor. Allí no hay presencia de autoridades colombianas y los pobladores denuncian constantes violaciones de soberanía por parte de la Guardia Nacional Bolivariana. “Acá lo que nos pase pareciera que no le importa al Gobierno de Colombia. Todo el tiempo los guardias llegan, reclaman que estas tierras son de su país y nos atropellan. En ningún momento la Cancillería ni ninguna autoridad se manifiestan”, dijo un residente de la zona.
Mientras tanto, en los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, el flujo migratorio ha disminuido de manera notable ante los rumores de un posible cierre de frontera. Un eventual bloqueo podría afectar la vida cotidiana de miles de personas que a diario cruzan por motivos laborales, educativos o familiares.
Con este despliegue militar, Venezuela refuerza su presencia en la frontera y aumenta la incertidumbre sobre el futuro inmediato de un corredor binacional que es vital para el comercio y la movilidad de ambas naciones.