El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó abierta la posibilidad de un diálogo con Nicolás Maduro en medio de la mayor presión militar, política y diplomática de los últimos años sobre Venezuela. “Es posible que estemos teniendo conversaciones con Maduro. Veremos cómo resulta. A ellos les gustaría hablar”, afirmó el mandatario desde el aeropuerto de West Palm Beach antes de abordar el Air Force One. No ofreció detalles, pero sus palabras llegan en el momento más crítico de la relación entre ambos países.
Washington elevó la confrontación al designar formalmente al Cartel de los Soles como organización terrorista, ubicando a Nicolás Maduro y a altos mandos de su gobierno como líderes de una supuesta estructura de narcotráfico. La medida, que entrará en vigor el 24 de noviembre, permitiría a Estados Unidos justificar acciones militares directas en territorio venezolano bajo el argumento de lucha contra el terrorismo.
La tensión en la región crece mientras el USS Gerald R. Ford, el portaaviones más avanzado de la Armada estadounidense, ya navega en aguas del Caribe junto a un grupo de combate. Es el despliegue militar más grande de EE. UU. en décadas, con más de 15.000 militares movilizados. Analistas internacionales advierten que la presencia de esta flota deja abierta la posibilidad de una operación inminente.
La Casa Blanca, además, insiste en que el Cartel de los Soles —junto al Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa— alimenta la violencia y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa. Según el secretario de Estado, Marco Rubio, se trata de “una estructura criminal incrustada en el régimen ilegítimo de Maduro”.
El ambiente es de máxima tensión. Desde agosto, Washington ha intensificado sus acciones, incluyendo bombardeos a 21 supuestas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico oriental, que dejaron 83 muertos. Estas operaciones no han sido respaldadas por órdenes judiciales, y EE. UU. no ha presentado pruebas públicas que vinculen esas embarcaciones con carteles de la región.
Trump sostuvo que no necesita la aprobación del Congreso para avanzar en acciones militares: “Estamos impidiendo que entre droga a nuestro país. No quiero que se filtre información que ponga en riesgo a nuestras tropas”, señaló, en referencia a posibles operativos en territorio venezolano.
La estrategia recuerda a la intervención de 1989 en Panamá, cuando Estados Unidos capturó al dictador Manuel Noriega con el argumento de su vínculo con el narcotráfico.
El panorama se complejiza aún más con la reciente inclusión del presidente colombiano Gustavo Petro en la lista OFAC, por presuntos vínculos con el régimen venezolano—aunque sin pruebas públicas—, lo que ha desatado una tormenta política regional.
Con un despliegue militar creciente, acusaciones de narcoterrorismo y señales contradictorias desde la Casa Blanca, el escenario alrededor de Venezuela se encuentra hoy en uno de sus puntos más delicados. El próximo movimiento de Washington marcará el rumbo de una crisis que, lejos de apaciguarse, parece escalar hacia un nuevo punto de inflexión.


ESCÚCHANOS EN LAVIBRANTE RADIO 📻






