Kamala Harris y Donald Trump protagonizarán la elección presidencial del 5 de noviembre sin un claro favorito, si bien encuestas recientes dan una ligera ventaja a la mano derecha del presidente Joe Biden, mientras en Venezuela aumenta la expectativa sobre el rol de EEUU en una eventual transición democrática y un giro a la aguda crisis política y de derechos humanos que sufre el país.
Tamara Taraciuk Broner, directora del Programa de Estado de Derecho Peter D. Bell en el Diálogo Interamericano, estima que la situación política en Venezuela no será una prioridad para Estados Unidos.
“Es difícil saber cuál va a ser la postura de un gobierno en Estados Unidos, sea demócrata o republicano, principalmente porque América Latina no es una prioridad, hay mucha competencia en el mundo con otras crisis que se llevan la atención”, indicó a la VOA la líder del proyecto que analiza la democracia, los derechos humanos, las prácticas anticorrupción y seguridad ciudadana en el continente.
Sin embargo, acota, cualquiera sea el ganador de la elección de noviembre debe entender que América Latina -y Venezuela en particular, por su crisis político electoral- tienen conexión con los asuntos internos que primarán en su toma de decisiones.
“Si no hay una solución (en Venezuela), va a haber un impacto en la migración y también en la seguridad en la región, porque significaría la consolidación de un régimen abusivo con vínculos claros con el crimen organizado en América del Sur”, asegura Taraciuk Broner.
“Ninguna le conviene a sus vecinos, ni a Estados Unidos”, insiste.
De acuerdo con la encuestadora Poder y Estrategia, uno de cada 4 venezolanos piensa emigrar debido a la crisis política y de derechos humanos derivada de la controvertida elección presidencial de julio. La oposición dice tener pruebas de haberla ganado holgadamente, mientras el gobierno reprime y detiene a cientos de disidentes.
Según la analista de Diálogo Interamericano, la Casa Blanca abordará los asuntos de política exterior con pragmatismo y con mayor preparación de su equipo de trabajo, cualquiera sea el caso, pues será el segundo gobierno en el que participarán bien sea Harris o Trump.
Un enfoque bipartidista
Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas en 2019, en medio de prolongadas tensiones entre Caracas y Washington. Por años, el chavismo ha denunciado presuntas conspiraciones violentas para deponerlo del poder y la Casa Blanca ha reprochado prácticas antidemocráticas y la supuesta complicidad del gobierno suramericano con el crimen organizado.
Entre los venezolanos, hoy existe “mucho interés” sobre el desarrollo de las elecciones de noviembre en Estados Unidos, asegura el diplomático retirado y ex embajador de Venezuela ante Naciones Unidas, Milos Alcalay.
Para los suramericanos, subraya, no hay un claro favorito a la presidencia estadounidense, pero es clave que haya una estrategia común sobre Venezuela que apoyen tanto los republicanos como los demócratas. Es decir, que sea una causa bipartidista, remarca.
“Para nosotros, es importante mantener una relación bipartidista para que cualquiera de los dos que llegue a la máxima magistratura pueda desarrollar una diplomacia de Estado para llevar adelante los principios y valores de la democracia y la libertad”, afirma Alcalay.