Desde el Centro de Convenciones Valle del Pacífico, en el acto inaugural de la Cumbre de Biodiversidad COP16, el presidente Gustavo Petro ofreció un discurso centrado en temas de gran relevancia mundial, como la inteligencia artificial, la degradación ambiental, el impacto de los combustibles fósiles y la urgente necesidad de modificar el paradigma financiero global.
Colombia, el corazón del mundo
El presidente comenzó su intervención destacando la riqueza natural del país con la frase “este es el país de la belleza”, señalando que Colombia, situada en el epicentro de la biodiversidad, se erige como el corazón del mundo en términos de diversidad climática.
“Era un camino que contaba con todos los climas de la tierra, con todas las vegetaciones, y con todas las bellezas y aguas cristalinas por doquier, hasta llegar a las intensas olas de un mar intenso, el corazón del mundo (…) He volteado una y otra vez mapamundis, de acuerdo con las culturas, con las economías, con las intensidades de la vida, y creo que los Tayronas y sus descendientes, tenían y tienen la razón,” expresó Petro durante su discurso.
El mandatario subrayó que, como “presidente del corazón del mundo”, un concepto adoptado de la comunidad Tayrona, se ha comprometido a liderar una lucha por la vida, enfocándose en la preservación del planeta y en combatir prácticas que amenazan la existencia de la humanidad.
Priorizar la inteligencia humana frente a la artificial
Tras destacar el privilegio de la biodiversidad colombiana, Petro abogó por priorizar la “vida inteligente” sobre la “inteligencia artificial muerta”, a la que atribuyó la responsabilidad de ser utilizada para guiar “misiles que desmembran niños” en regiones como Gaza y el Líbano.
El presidente denunció que el mundo parece estar atrapado en una realidad “fantasmal y engañosa”, con una inteligencia artificial que crea una ilusión de felicidad mientras las ciudades y la cultura se ven devastadas, y cuya operatividad se basa en “energías sucias y fósiles”.
La amenaza del ‘armagedón’
Petro alertó que la destrucción del clima y la desconexión creciente entre el ser humano y la realidad podrían desencadenar el fin de la vida humana. En su discurso, advirtió que la riqueza mundial se mide actualmente bajo dos parámetros: dólares y carbono equivalente, lo que demuestra que a mayor riqueza, mayor es la contaminación que se emite.
No obstante, el mandatario enfatizó que la crisis no es responsabilidad exclusiva de la población, sino que gran parte de la culpa recae en “ricos megapoderosos” que, según él, sueñan con ser dueños de redes e inteligencias sin vida, mientras fantasean con escapar a Marte dejando atrás una Tierra destruida.
Petro señaló que estas élites impulsan la acumulación de capital y el crecimiento de las ganancias, lo que, bajo la dependencia del petróleo, el carbón y el gas, solo conduce al ‘armagedón’, o el fin de la vida.
Propuestas para compensar el impacto ambiental
Para evitar lo que describió como el “final de la vida” y abordar el problema del carbono como “la base de la muerte generalizada”, Petro sugirió la implementación de compensaciones tangibles y no meros acuerdos simbólicos.
“Ilusos los que piensan que en estos foros mundiales el mercado libre podrá llevar a la maximización del bienestar y que los seres humanos serán portadores de vida. Ilusos los que creen que cerrar los ojos ante la realidad evitará las consecuencias. Ilusos, los que niegan la extinción de la biodiversidad,” afirmó el presidente en su intervención.
Para Petro, la solución pasa por una “revolución mundial de la humanidad” que contemple, por ejemplo, un “Plan Marshall” para la acción climática. Reiteró una propuesta que ha sido constante en sus discursos ante la comunidad internacional: cambiar la deuda de los países en desarrollo por iniciativas de acción climática.