La tensión en el Caribe volvió a escalar tras el reporte del sobrevuelo de al menos tres bombarderos estratégicos B-52 estadounidenses cerca del espacio aéreo venezolano. Aunque el Pentágono evitó confirmar o negar la operación, sí aseguró que se trata de maniobras rutinarias dentro de las estrategias de disuasión y defensa del país norteamericano y sus aliados.
Un funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos explicó a Caracol Radio que el Comando Estratégico estadounidense y sus unidades subordinadas “realizan operaciones globales de manera coordinada con otros comandos y agencias para disuadir, detectar y, si es necesario, derrotar ataques estratégicos contra Estados Unidos y sus aliados”. Agregó que, por razones de seguridad, el Pentágono no divulga detalles sobre sus ejercicios militares ni las rutas de vuelo.
Los tres bombarderos B-52, identificados como “BUNNY01”, “BUNNY02” y “BUNNY03” en la plataforma Flightradar24, habrían partido desde la base aérea de Barksdale, en Luisiana, una de las principales sedes de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Estos aviones, con capacidad para transportar armamento nuclear y misiles de largo alcance, son considerados piezas clave dentro del poder disuasivo norteamericano.
El avistamiento de las aeronaves generó preocupación en la región, en medio de lo que analistas han calificado como una creciente presencia militar estadounidense en el sur del Caribe. En las últimas semanas, también se reportó el desplazamiento de helicópteros Black Hawk y MH-6 Little Bird en aguas próximas a Trinidad y Tobago, así como la llegada de cinco aviones de combate F-35 a la antigua base de Roosevelt Roads, en Puerto Rico.
De acuerdo con medios estadounidenses, actualmente hay cerca de 10.000 soldados estadounidenses desplegados en el Caribe, en su mayoría estacionados en bases de Puerto Rico, además de 2.200 infantes de marina a bordo de buques de asalto anfibio. En total, la Armada de Estados Unidos mantiene ocho buques de guerra y un submarino operativo en la zona, lo que representa cerca del 10 % de su poder naval global concentrado temporalmente en esta región.
La presencia del buque MV Ocean Trader, conocido como el “barco fantasma” por operar sin marcas visibles ni señal de rastreo público, también ha despertado inquietud entre observadores internacionales. Este navío, parte de la flota de apoyo de operaciones especiales, fue avistado frente a las costas de Venezuela, incrementando las especulaciones sobre eventuales maniobras encubiertas de inteligencia.
Aunque oficialmente Washington sostiene que estas operaciones están vinculadas a misiones contra el narcotráfico y la migración irregular, expertos en geopolítica advierten que el despliegue podría tener un trasfondo estratégico relacionado con la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Por ahora, el Pentágono mantiene silencio sobre el alcance y los objetivos de sus operaciones en la zona, mientras el Caribe se consolida como uno de los puntos más sensibles del tablero militar estadounidense en el hemisferio occidental.