La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos o el grito de “crucifíquenlo, crucifíquenlo” hacen parte de las escenas que por décadas han sido representadas en empinadas calles de Medellín donde la Semana Santa cobra vida de una forma particular con experiencias que trascienden lo religioso y resultan atractivas para los turistas.
En contraste con otras ciudades, en Medellín la Semana Santa no está reservada solo para las iglesias. También se vive en las calles, la atraviesan expresiones culturales, la arquitectura de sus templos, su historia de transformación y hasta la gastronomía.
En Villa del Socorro, una barriada popular ubicada en la Comuna 2, artistas de un grupo teatral juvenil usan el arte para evadir la violencia y mantienen vivas la tradiciones religiosas con puestas en escena que atraen a decenas de feligreses.
“Esto es un símbolo del barrio”, explica a EFE Édgar Zapata, coordinador del grupo Algarada, que nació en 1990 para hacerle frente al conflicto armado con teatro y que ahora acompaña multitudinarias procesiones religiosas.
Del viacrucis, representado por jóvenes con una cruz de 70 kilos a cuestas, los visitantes pueden pasar a caminar por las montañas del caserío de Santa Elena y pasar los días de devoción y reflexión en conexión con la naturaleza y adentrándose en la cultura silletera en medio de casas pintorescas y jardines floridos.
La ciudad de la eterna primavera
Medellín, segunda ciudad de Colombia, posee características que hacen de ella un destino de viajes especial, empezando por su clima tropical con una temperatura promedio de 24 grados y numerosos bosques y parques naturales.
El secretario de Turismo y Entretenimiento de Medellín, José Alejandro González, la describe como una urbe “encantadora” que pasó de ser en los años 90 “la ciudad más violenta del mundo” a un atractivo destino turístico, que recibió 1.843.305 visitantes en 2024, un aumento del 23 % frente al año anterior.
“Es una ciudad bendecida porque hay historias en todas partes, hay una historia en cada lugar”, destaca González.
Según el portal Civitatis, en 2024 Medellín fue el destino de Colombia más reservado por extranjeros para hacer actividades durante Semana Santa, superando a la caribeña Cartagena en un 49 %.
Entre esos lugares con historia está la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín, construida con más de 1.120.000 ladrillos de barro cocido y considerada la iglesia más grande del mundo hecha con este material, una joya por su arquitectura y ornamentación.
La catedral fue declarada Monumento Nacional en 1982 y en Semana Santa acoge algunas de las celebraciones litúrgicas más importantes de la ciudad.
Entre las 232 edificaciones religiosas que tiene Medellín, de las cuales 20 son bienes de interés cultural, hay también templos neogóticos como el del Sagrado Corazón, del barrio Buenos Aires, o el del Señor de las Misericordias, de Manrique.
Entre los coloniales están el de La Veracruz y La Candelaria, en el centro, mientras que entre los eclécticos figura el de Jesús Nazareno, en el barrio Prado Centro.
Santuarios y museos
En la Comuna 13 está el santuario de la Madre Laura, lugar de peregrinación sobre la vida y obra de la única santa colombiana, en el que los visitantes pueden conocer la habitación de la religiosa, la sala de escritura y el museo etnográfico, entre otros.
Espacios como el Cementerio Museo San Pedro y el Santuario Virgen Rosa Mística también hacen representaciones de la Pasión de Cristo, además de conciertos de música sacra y retiros espirituales, mientras que en pueblos cercanos hay tradición y fe en cada esquina con esculturas, vitrales y cuadros que hacen parte de colecciones religiosas.
Por sus potentes atractivos en turismo religioso también pueden ser visitados municipios como Marinilla, con el Festival de Música Religiosa; Jericó, hogar de la Santa Madre Laura, y Santa Fe de Antioquia con su arquitectura colonial y sus procesiones.
La Semana Santa se vive en Medellín con todos los sentidos, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección.
Además de las iglesias se pueden degustar platos típicos de esta tradición que priorizan preparaciones a base de pescado y mariscos, con algunos representativos como el sudado de bagre, la cazuela de mariscos y el sancocho de pescado, además de las tradicionales empanadas de iglesia y dulces típicos como arroz con leche, el bocadillo, las panelitas, la mazamorra y los buñuelos. EFE