Esta curiosa tendencia ha sido revelada por César Val, un reconocido experto en lujo que ha trabajado con marcas de renombre como Prada, Carolina Herrera y Valentino.

Según Val, las marcas de lujo no buscan vender productos, sino seducir a sus clientes potenciales. Cada centímetro de sonrisa, afirma el especialista, reduce en un 3% el precio del producto. La idea detrás de esta estrategia es comunicar un mensaje aspiracional y alejarse de lo cotidiano. De esta manera, las marcas de lujo presentan una imagen con cierto halo de arrogancia y distancia para generar un misterio y orgullo que resulte atractivo para su público objetivo.

Esta estrategia contrasta con la utilizada en el consumo masivo, donde los anuncios suelen mostrar personas sonrientes y cercanas para transmitir familiaridad y proximidad con los consumidores. Por el contrario, las marcas de lujo apuntan a momentos y ambientes no cotidianos, creando un deseo de inaccesibilidad que aumenta la deseabilidad de sus productos.

Para las marcas de lujo, la exclusividad es la clave. Cesar Val afirma que el lujo se define por su carácter extraordinario, opuesto a lo masivo y familiar. La dificultad de acceso a los productos y servicios de lujo refuerza su exclusividad y despierta el anhelo en los consumidores por alcanzar ese nivel de estatus y prestigio.

El mercado de lujo ha experimentado un significativo crecimiento en los últimos años, superando el incremento de la economía mundial. Se proyecta que esta tendencia continúe en expansión hasta 2030, con un aumento del valor del mercado de bienes de lujo personales que alcanzará cifras impresionantes.

En conclusión, las marcas de lujo han encontrado en la ausencia de sonrisas una poderosa herramienta para construir su imagen de exclusividad y deseabilidad. La estrategia parece estar funcionando, ya que el mercado de lujo sigue en constante crecimiento y atrayendo a clientes dispuestos a pagar un alto precio por vivir el sueño del lujo y la exclusividad.