El Ministerio de Interior de Jordania prohibió hoy la celebración de manifestaciones en apoyo a Palestina en el Valle de Jordán y en las zonas fronterizas con Israel por razones de «seguridad», ante la escalada de la guerra entre las milicias palestinas de la Franja de Gaza y el Estado judío.

«El Ministerio de Interior confirma que, preocupado por la seguridad de los ciudadanos (…), no está permitida la convocatoria de concentraciones ni manifestaciones en el Valle de Jordán ni en las zonas fronterizas» con Israel, indicó en un comunicado.

Asimismo, manifestó que las fuerzas de seguridad «tomarán todas las medidas necesarias para evitar» estas manifestaciones, al alegar que las inmediaciones de la divisoria «están prohibidas para las reuniones» y que el Ejército jordano es el responsable de «proteger» esa zona.

Interior hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas y manifestantes a «acatar lo indicado», ante los temores de que las protestas en apoyo a los palestinos que se llevan sucediendo desde hace días en Jordania se celebren en la zona fronteriza.

El 8 de octubre, al día siguiente de que el movimiento islamista palestino Hamás lanzara su ataque múltiple sorpresa contra Israel, las autoridades jordanas suspendieron el tráfico de pasajeros y de carga a través del puente Rey Husein, que conecta el reino hachemí con la Cisjordania ocupada.

Desde entonces, el movimiento a través de ese cruce ha sido limitado, ya que antes Israel cerró el paso provocando un importante hacinamiento de viajeros.

Las manifestaciones en la zona fronteriza no suelen ser permitidas por las autoridades de Jordania, país en el que la mayoría de su población es de origen palestino.

En 2021, cientos de manifestantes fueron dispersados con bombas de humo y disparos al aire durante una protesta en la divisoria.

Varias manifestaciones multitudinarias en Jordania, Irak, Siria, Baréin y Líbano han sido convocadas en apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza, que se enfrentan a una respuesta sin precedentes de Israel, con bombardeos incesantes contra este enclave bloqueado en el que viven más de 2,2 millones de personas.