En su primer día como presidente, Donald Trump sorprendió al mundo político con un inesperado giro en la política hacia Venezuela. Richard Grenell, enviado especial para misiones internacionales, anunció el inicio de reuniones con funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, calificando el diálogo como “una táctica estratégica”.
“He hablado con varios funcionarios en Venezuela hoy y mañana temprano comenzaremos reuniones formales. Hablar es una táctica”, afirmó Grenell, marcando un cambio en la postura tradicional de confrontación adoptada por administraciones anteriores.
Venezuela ausente en el discurso inaugural, pero no en la agenda
El anuncio de Grenell contrastó con la ausencia de menciones sobre Venezuela en el discurso inaugural de Trump, a pesar de la importancia que tradicionalmente le ha otorgado a América Latina. Sin embargo, la asistencia de líderes regionales como Javier Milei (Argentina), Nayib Bukele (El Salvador), Daniel Noboa (Ecuador) y Edmundo González Urrutia, reconocido como presidente electo por la administración anterior, subrayó el peso que la región ocupa en la agenda republicana.
Trump, interrogado sobre su postura hacia Venezuela, aseguró observar la situación “con mucho interés”. El mandatario dejó claro que no planea reanudar la compra de petróleo venezolano, afirmando: “Hace 20 años, era un gran país; ahora es un desastre”.
Migración y deportaciones: un tema crítico
La administración Trump también ha generado preocupación en torno a su política migratoria, especialmente por la posible deportación masiva de venezolanos indocumentados. Tras firmar un decreto que suspende el programa de admisión de refugiados, surgieron dudas sobre cómo se gestionará la aceptación de deportados por parte del régimen de Maduro. Al respecto, Trump fue evasivo, limitándose a señalar: “Vamos a ver”.
Maduro propone cooperación para combatir al Tren de Aragua
En respuesta al anuncio de Trump, Nicolás Maduro ofreció colaborar con Estados Unidos para combatir al Tren de Aragua, una organización criminal transnacional vinculada al régimen venezolano. La Fiscalía venezolana acusó a líderes opositores como Leopoldo López y Carlos Vecchio de facilitar el traslado de miembros de esta banda hacia Estados Unidos, en un intento por desacreditarlos.
El Tren de Aragua ha expandido su influencia por todo el continente, con denuncias recientes de su implicación en crímenes graves, como el secuestro y asesinato de un militar rebelde en Chile. Maduro asegura estar dispuesto a retomar la cooperación penal con Estados Unidos para extraditar a miembros de esta red criminal.
Opiniones divididas sobre el nuevo enfoque
El giro estratégico de Trump ha generado divisiones. Algunos ven el diálogo como una posible solución al conflicto venezolano, mientras otros critican una posible flexibilización de sanciones. María Puerta Riera, experta en gobierno estadounidense, expresó: “El pragmatismo de Grenell y la postura dura de Trump pueden generar incertidumbre, especialmente entre quienes esperaban una intervención directa”.
Por ahora, el diálogo iniciado por la administración Trump marca un nuevo capítulo en las relaciones entre Washington y Caracas, mientras el mundo observa atentamente los resultados de esta controversial táctica.