El Departamento de Estado de los Estados Unidos publicó su informe anual sobre la Estrategia Internacional para el Control de Estupefacientes (INCSR), resaltando los avances de Colombia en la lucha contra el narcotráfico durante 2024, pero advirtiendo que aún hay desafíos por superar.
Avances en interdicción y cooperación
Según el informe, Colombia ha trabajado estrechamente con Estados Unidos en la reducción de la producción de cocaína, el fortalecimiento de operaciones de interdicción y el desmantelamiento de redes criminales dedicadas al narcotráfico. Como resultado, se lograron cifras récord en la incautación de cocaína y precursores químicos. En 2023, la Policía Nacional confiscó más de 841 toneladas métricas de cocaína, un incremento del 10% con respecto al año anterior. Además, entre enero y septiembre de 2024, las autoridades incautaron 3.046 toneladas métricas de precursores sólidos y más de 4,7 millones de galones de precursores líquidos.
El informe también destaca la estrategia antidrogas a 10 años presentada por Colombia en 2023, enfatizando la necesidad de dotarla con recursos suficientes y acelerar su implementación para enfrentar de manera efectiva el narcotráfico.
Persisten retos en la lucha contra el narcotráfico
Pese a estos avances, el Departamento de Estado alerta sobre el incremento del cultivo de coca en la región andina, manteniendo a Colombia como el principal productor de cocaína en el mundo, seguido por Perú. Según el informe, es necesario fortalecer la presencia del Estado en áreas rurales remotas donde operan los grupos criminales.
Estados Unidos subraya que el desvío de precursores químicos sigue siendo un desafío crítico para Colombia. No obstante, reconoce los esfuerzos del Gobierno colombiano en mejorar el control sobre estas sustancias mediante el uso del Sistema Integrado de Información para el Control de Sustancias y Productos Químicos (SICOQ).
Cooperación regional y el llamado al gobierno Petro
El informe también resalta el trabajo conjunto de Colombia y Ecuador en la interceptación de insumos utilizados para la producción de cocaína, con el apoyo de agentes especiales y analistas de inteligencia estadounidenses. Esta estrategia busca debilitar a las organizaciones criminales y evitar que financien actividades ilícitas como la compra de armas y ataques contra el Estado.
Finalmente, el Departamento de Estado hace un llamado al gobierno del presidente Gustavo Petro para intensificar las inversiones en desarrollo rural y fortalecer los programas de sustitución de cultivos. Aunque reconoce la reducción de la violencia en algunas zonas prioritarias, advierte que los narcotraficantes continúan ejerciendo control en varias regiones, lo que representa un desafío para la estabilidad y seguridad del país.
El informe concluye que, para lograr una reducción sostenible del cultivo de coca, es fundamental un mayor compromiso gubernamental en estrategias de erradicación y en el desarrollo de alternativas económicas para las comunidades afectadas por el narcotráfico.