El Vaticano informó que el papa Francisco, quien lleva 12 días hospitalizado en Roma debido a una neumonía en ambos pulmones, “descansó bien durante la noche”, lo que representa un avance positivo en su estado de salud.
A sus 88 años, el pontífice fue ingresado el 14 de febrero tras presentar dificultades respiratorias y bronquitis, condiciones que se complicaron en los días siguientes. Sin embargo, el último parte médico señala que su estado sigue siendo delicado, pero ha mostrado una leve mejoría.
Evolución médica y pronóstico
De acuerdo con la Santa Sede, Francisco no ha experimentado nuevas crisis respiratorias asmáticas y algunas pruebas de laboratorio han mostrado resultados más alentadores. Además, la insuficiencia renal leve detectada recientemente no representa un motivo de preocupación inmediata.
A pesar de su fragilidad, el papa ha logrado levantarse de la cama, alimentarse con normalidad y mantener un buen ánimo, según fuentes del Vaticano. Mientras tanto, cientos de fieles y cardenales se reunieron en la Plaza de San Pedro para orar por su pronta recuperación.
El cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga expresó su esperanza en que el pontífice supere este difícil momento: “Aún no es el momento para que él se vaya al cielo. Es un hombre de fe que nunca se rinde”.
Un proceso de recuperación que tomará tiempo
Expertos médicos advierten que, debido a la edad del papa y su historial de salud, la recuperación de una neumonía en ambos pulmones puede extenderse por varias semanas.
Massimo Andreoni, director científico de la Sociedad Italiana de Enfermedades Infecciosas, explicó que el tratamiento con antibióticos está funcionando, pero que la recuperación de Francisco será más lenta en comparación con personas más jóvenes.
Por el momento, el Vaticano no ha dado un pronóstico definitivo sobre su evolución, pero el hecho de que continúe activo y recibiendo la eucaristía desde su habitación es una señal positiva.
Mientras tanto, fieles en Buenos Aires, su ciudad natal, también han organizado jornadas de oración en su honor, reconociendo el papel del papa como un símbolo de fraternidad y esperanza en un mundo marcado por conflictos y divisiones.