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Disidencias y Clan del Golfo usan falsas convocatorias de fútbol para reclutar menores en el suroccidente colombiano

Una alarmante estrategia criminal quedó al descubierto en un informe exclusivo de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP: estructuras armadas como el Clan del Golfo y la disidencia Jaime Martínez de las Farc están haciéndose pasar por “cazatalentos de fútbol” para atraer, engañar y reclutar a niños, niñas y adolescentes a través de redes sociales.

El documento revela que estas organizaciones utilizan plataformas como TikTok, Meta e Instagram para contactar a menores prometiéndoles participación en supuestos torneos de fútbol, presencia de “scouts internacionales” y oportunidades para convertirse en jugadores profesionales. Sin embargo, detrás de estas falsas ilusiones se esconde una práctica de reclutamiento forzado que está creciendo de manera acelerada.

Una fachada deportiva para una trampa mortal

Según los investigadores, la modalidad consiste en crear convocatorias ficticias y perfiles que aparentan pertenecer a clubes o agencias deportivas. Los menores son citados a encuentros en zonas del Valle del Cauca y el suroccidente del país. Allí, en lugar de cazatalentos, se encuentran con miembros de grupos armados que los amenazan, les impiden regresar con sus familias y los obligan a integrarse a sus filas.

El informe detalla que los reclutadores han aprendido a evadir los filtros de las plataformas digitales usando nombres camuflados, siglas o apellidos de antiguos frentes. Por ejemplo, evitan palabras bloqueadas como “FARC” y operan perfiles con nombres como JM (Jaime Martínez), EP (Ejército del Pueblo) o apellidos como “Martínez” o “Patiño”.

“Los grupos armados ofrecen falsas promesas deportivas. Tras asistir a estas falsas pruebas, los menores descubren que no podrán regresar a su hogar y quedan atrapados en manos de sus reclutadores”, señala el reporte.

El fenómeno crece y se traslada a las ciudades

El personero de Cali, Gerardo Mendoza, confirmó que su despacho también ha recibido denuncias relacionadas con esta modalidad. Según él, la práctica se extiende por Cali, Jamundí y municipios del Cauca.

“El engaño se basa en sueños deportivos. Les ofrecen torneos con presuntos observadores internacionales, pero una vez los tienen bajo su control, los convierten en presa de la guerra”, aseguró.

Pero no solo el fútbol está siendo usado como señuelo. Mendoza también alertó que se ofrecen falsas ofertas laborales en redes sociales —como recolección de café en el Huila— para citar a los menores y luego reclutarlos a la fuerza.

Reclutamiento en aumento pese al Acuerdo de Paz

El informe de la JEP también hace una radiografía preocupante: desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, el reclutamiento no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado. Se registran al menos 1.741 casos de niños, niñas y adolescentes forzados a vincularse a estructuras criminales desde esa fecha.

Las disidencias coordinadas por Iván Mordisco lideran el reclutamiento en regiones como Argelia, Morales, Cali, Jamundí y La Plata. A su vez, el Frente 33 —bajo el mando de “Jhon Mechas” y “Andrey Avendaño”— incrementó esta práctica de manera exponencial en el último año. El Clan del Golfo también tiene un rol protagónico en Antioquia, especialmente en el Norte, Nordeste y Bajo Cauca.

Menores usados para sicariato, extorsiones y microtráfico

Además del reclutamiento para filas armadas, se ha detectado un uso sistemático de menores en actividades criminales urbanas. En ciudades como Barranquilla, Cúcuta, Buenaventura y Quibdó, las pandillas y grupos armados utilizan niños y adolescentes para:

– transporte y venta de drogas
– actividades de sicariato
– cobro de extorsiones
– transporte de armas

Los investigadores detallan que la vinculación ilegal se está desplazando del campo a las ciudades, ampliando el riesgo para miles de familias.

Las escuelas también son campo de reclutamiento

El informe concluye con un hecho preocupante: en zonas rurales del Cauca y el Huila, los grupos armados han infiltrado escuelas con combatientes que se hacen pasar por estudiantes para identificar y captar nuevos menores.

Frentes como el Carlos Patiño y el Armando Ríos han sido señalados de operar dentro de instituciones educativas con total descaro, aprovechando la falta de vigilancia y la ausencia estatal.

El fenómeno, según la JEP, se encuentra en una fase de expansión y sofisticación, apuntando a los sueños de miles de niños colombianos para convertirlos en víctimas silenciosas de la guerra que persiste pese a los acuerdos de paz.

La alarma está encendida. Y las autoridades, advierte el informe, deben actuar con urgencia para frenar una práctica que rompe proyectos de vida y destruye familias enteras.