La crisis de violencia que azota la región del Catatumbo, en Norte de Santander, ha provocado el desplazamiento forzado de numerosas familias hacia otras partes del país. En las últimas horas, la Alcaldía de Medellín confirmó la llegada de cuatro familias, compuestas por 12 personas, que abandonaron sus hogares debido al crítico panorama de inseguridad.
El secretario de Paz y Derechos Humanos de Medellín, Carlos Arcila, informó que estas familias han iniciado los protocolos establecidos para casos de desplazamiento forzado. Una de ellas optó por autoalbergarse en una zona de la ciudad donde cuentan con familiares, mientras que las otras tres han aceptado la ayuda ofrecida por las autoridades y fueron reubicadas en el corregimiento de San Antonio de Prado.
Atención humanitaria y trámites
En el lugar de acogida, una propiedad habilitada por el Distrito, las familias reciben atención humanitaria, incluyendo alojamiento, alimentación y acceso a servicios básicos, mientras se define su situación. Según Arcila, podrán permanecer allí durante un período inicial de tres meses.
“Estas familias ya iniciaron la ruta de declaración como víctimas del conflicto. Nuestra prioridad es garantizarles condiciones dignas mientras gestionamos su reconocimiento oficial ante la Unidad Nacional para las Víctimas, lo que permitirá asegurar la continuidad del apoyo a nivel nacional”, señaló el funcionario.
Riesgo de nuevas llegadas
Las autoridades locales se mantienen en alerta ante la posibilidad de que más personas desplacen desde el Catatumbo hacia Antioquia. La Alcaldía y otras entidades del departamento trabajan en estrategias de monitoreo y respuesta para atender de manera oportuna a quienes lleguen en busca de protección.
La escalada de violencia en el Catatumbo, una de las regiones más afectadas por el conflicto armado en Colombia, continúa generando un impacto devastador en sus comunidades. Las familias desplazadas enfrentan no solo la pérdida de sus hogares, sino también la incertidumbre sobre su futuro.
Por ahora, Medellín reafirma su compromiso de brindar refugio y asistencia a quienes huyen de la violencia, mientras se busca una solución a largo plazo que permita a estas personas reconstruir sus vidas en un entorno seguro.