Desde Barranquilla, durante el 14.º Seminario de Eficiencia Energética, la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos Domiciliarios (Andesco) lanzó una advertencia contundente: si no se toman decisiones estructurales inmediatas, millones de colombianos podrían enfrentar una crisis energética sin precedentes en los próximos años.
Según el gremio, Colombia enfrentará en 2025 un déficit del 8 % en el suministro de gas natural, el equivalente a un mes completo sin servicio para todo el país. Aunque en el corto plazo se ha logrado evitar el desabastecimiento mediante importaciones, el panorama para 2026 es aún más crítico si no se reactivan proyectos de exploración, explotación y fortalecimiento de infraestructura energética.
“Tenemos que recuperar la soberanía energética que se ha perdido autoinducidamente. No podemos seguir postergando decisiones que afectan directamente a los usuarios”, afirmó Camilo Sánchez, presidente de Andesco. La preocupación central gira en torno a la falta de políticas claras para garantizar el suministro futuro, a pesar de que la demanda energética continúa en aumento.
Uno de los temas más sensibles es el déficit en el pago de subsidios por parte del Gobierno nacional. A la fecha, la deuda asciende a más de 3,5 billones de pesos, una carga que afecta tanto a empresas privadas como públicas. Estos recursos ya fueron aplicados a las tarifas de millones de usuarios, y de no ser saldados, las empresas se verán obligadas a suspender subsidios o aumentar las tarifas para los hogares más vulnerables.
“Este dinero ya fue entregado a los colombianos en sus facturas. Si no se paga, vamos a tener que decirles que deben asumir la totalidad de sus servicios. Eso golpeará a las familias de menos recursos y desatará una emergencia social”, advirtió Sánchez, quien además recordó el caso reciente de Puerto Carreño, donde más de 40.000 personas se quedaron sin energía por una deuda de 1.600 millones de pesos.
La situación también pone en jaque los avances en energías limpias. Aunque el Gobierno nacional se fijó como meta alcanzar los 6 GW de capacidad instalada con Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER) para 2026, actualmente solo se ha implementado el 1,3 GW —aproximadamente el 5 % de la demanda nacional—. Los retrasos en licencias ambientales, acuerdos comunitarios y marcos regulatorios inestables han frenado inversiones clave para la transición energética del país.
Sánchez fue enfático al señalar que no se puede permitir que el sector energético caiga en el mismo estado crítico que otros pilares del país. “Ya hicieron con la salud el chuchuchú y no vamos a permitir que con la energía en la costa nos hagan el chachachá”, afirmó. Además, hizo un llamado a defender los logros alcanzados en las últimas tres décadas y a no permitir que la falta de diálogo técnico y estructurado conduzca al colapso del sistema energético.
En un contexto donde la seguridad energética, la sostenibilidad financiera y el bienestar social están entrelazados, Andesco insistió en la necesidad de garantizar la estabilidad del sistema a través de decisiones oportunas, transparentes y con visión a largo plazo.
Colombia no puede darse el lujo de improvisar en materia energética. Con el reloj corriendo y el margen de maniobra reduciéndose, el país está ante una encrucijada: actuar hoy o pagar un precio muy alto mañana.