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Blake Lively y Ryan Reynolds enfrentan crisis de imagen en disputa legal con Justin Baldoni

El conflicto legal entre Blake Lively, Ryan Reynolds y Justin Baldoni sigue escalando, y expertos en comunicación consideran que la imagen pública de la pareja de Hollywood está viéndose afectada. La controversia, que comenzó con una queja de Lively ante el Departamento de Derechos Civiles de California contra Baldoni, ha derivado en una batalla judicial que involucra múltiples demandas y acusaciones de ambas partes.

Según la asesora de comunicación y ex portavoz de la Casa Blanca, Alexandra LaManna, la percepción pública juega un papel fundamental en casos como este. “No hay ganadores en este tipo de disputas, pero en este momento, Blake y Ryan están perdiendo la guerra de la imagen”, explicó en declaraciones a Fox News Digital. LaManna argumentó que las acciones legales suelen ser efectivas solo cuando hay un apoyo público contundente y una narrativa bien controlada, elementos que, en su opinión, no están presentes en este caso.

Lively presentó una demanda en diciembre contra Baldoni, su estudio Wayfarer y sus exrepresentantes de relaciones públicas, alegando acoso sexual. En respuesta, Baldoni demandó al New York Times por 250 millones de dólares debido a un artículo que lo vinculaba con una supuesta campaña de desprestigio contra Lively. Posteriormente, el actor y director amplió su ofensiva legal con otra demanda de 400 millones de dólares contra Lively y Reynolds, acusándolos de intentar manipular la producción de “It Ends With Us” para favorecer su propia narrativa.

El experto en gestión de reputación, Ryan McCormick, considera que esta situación ha perjudicado la imagen de Lively, sin importar si sus acusaciones son legítimas. “Las noticias negativas constantes refuerzan una percepción desfavorable. Un enfoque más reservado y estratégico habría sido preferible en lugar de llevar el conflicto al ojo público”, señaló.

Lyric Mandell, cofundador de Tutti Agency, sugirió que la pareja pudo haber manejado la situación de forma más calculada. “La industria del entretenimiento se basa en relaciones, y exponer una disputa de esta magnitud a través de redes sociales y litigios públicos puede ser más perjudicial que beneficioso”, advirtió. Mandell enfatizó que una estrategia más discreta desde el principio habría permitido resolver el problema legal sin dañar innecesariamente la reputación de los involucrados.

Con el juicio programado para el 9 de marzo de 2026, queda por ver cómo se desarrollará esta batalla legal y qué impacto tendrá en las carreras de las estrellas implicadas. Mientras tanto, la opinión pública sigue desempeñando un papel clave en la evolución de este escándalo en Hollywood.