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Alarma ambiental en el sur de Florida por pluma de agua salada y contaminada que se acerca a pozos de agua potable

Una amenaza silenciosa avanza bajo tierra en el sur de Florida. Se trata de una masa de agua hipersalina y levemente contaminada que, según expertos, se dirige lentamente hacia los pozos que abastecen de agua potable a millones de personas en Miami, los Cayos y zonas aledañas.

Este fenómeno tiene su origen en la planta nuclear de Turkey Point, ubicada al sur del condado Miami-Dade. Durante décadas, el sistema de enfriamiento de la planta ha acumulado una gran cantidad de agua con altos niveles de sal, conocida como “agua hipersalina”. Esta se ha filtrado por el subsuelo, formando lo que científicos denominan una “pluma contaminada” que ahora se encuentra a menos de 7 kilómetros de los pozos principales del condado.

A la preocupación por la salinidad, se suma la detección de trazas de tritio, un material radiactivo de bajo nivel, pero que ha despertado inquietud en autoridades ambientales y residentes por sus posibles efectos a largo plazo.

La empresa Florida Power & Light (FPL), encargada de la operación de Turkey Point, ha implementado pozos de extracción y otras tecnologías para intentar frenar el avance de esta pluma. No obstante, la misma compañía ha admitido que no podrá contenerla completamente antes de 2028, por lo que la amenaza sigue latente.

Como medida preventiva, los Cayos de Florida ya han comenzado a invertir más de 100 millones de dólares en el fortalecimiento de sus sistemas de tratamiento de agua potable, anticipando la posibilidad de que la contaminación alcance sus redes de abastecimiento.

Por ahora, el agua que llega a los hogares sigue siendo considerada segura. Sin embargo, el riesgo subterráneo es real y constante. El movimiento lento pero persistente de esta masa contaminada ha encendido las alarmas entre científicos, ambientalistas y autoridades locales.

Desde lavibrante.com hacemos un llamado a la vigilancia ciudadana, la transparencia informativa y la acción oportuna de las autoridades para garantizar el acceso al agua limpia y segura, un derecho fundamental que no puede verse comprometido por la negligencia ambiental.