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Atlántico cerró 2025 con una fuerte apuesta social que impactó a estudiantes, adultos mayores y población con discapacidad

El 2025 quedará marcado como un año clave para la política social del Atlántico. Bajo la dirección del gobernador Eduardo Verano, la administración departamental avanzó en una agenda centrada en la equidad, el acceso a oportunidades y la dignificación de poblaciones históricamente vulnerables, con inversiones que priorizaron la educación, la vejez digna y la inclusión.

Uno de los logros más destacados fue la reactivación y ampliación del subsidio de transporte universitario, un programa que permitió a 3.750 jóvenes de estratos 1, 2 y 3 continuar sus estudios superiores en los 22 municipios del departamento. Con una inversión superior a los 1.525 millones de pesos, el subsidio cubrió hasta el 40 % de los costos de movilidad, convirtiéndose en una herramienta efectiva para reducir la deserción académica y garantizar el acceso a la educación.

Desde la Gerencia de Capital Social se resaltó que la juventud fue uno de los ejes centrales de la gestión durante el año. En total, más de 12.500 jóvenes fueron impactados con programas de movilidad, liderazgo y salud mental, respaldados por una inversión cercana a los 2.900 millones de pesos, lo que permitió fortalecer no solo su permanencia en el sistema educativo, sino también su desarrollo integral.

En materia de atención a personas mayores, el departamento dio un paso significativo con la entrega del Centro de Vida de Manatí, el más grande del Atlántico. Este complejo, que demandó una inversión superior a los 7.000 millones de pesos y cuenta con más de 10.000 metros cuadrados, fue diseñado para atender de manera integral a 300 adultos mayores. El espacio dispone de áreas especializadas, comedores, cocina industrial y huertas comunitarias, promoviendo el envejecimiento activo y la participación productiva.

La inauguración de este centro marcó el inicio de una red departamental que proyecta la construcción de siete Centros de Vida, con el objetivo de garantizar condiciones dignas, protección social y bienestar para la población mayor en distintos municipios del Atlántico.

La inclusión de personas con discapacidad también ocupó un lugar central en la agenda social. A través del programa Atlántico sin Barreras, más de 2.000 personas en condición de discapacidad y sus cuidadores recibieron acompañamiento en procesos de formación, emprendimiento, salud emocional y participación ciudadana. Actividades como la Carrera de los Sueños en Sabanalarga, jornadas de alfabetización digital y ferias inclusivas fortalecieron la visibilidad y autonomía de esta población.

Durante el año, 120 personas con discapacidad y cuidadores culminaron el diplomado en Política e Inclusión Social, una iniciativa desarrollada en alianza con entidades locales, que buscó empoderarlos como actores activos en la construcción de políticas públicas y espacios de participación.

El balance general evidencia que la administración departamental destinó más del 60 % de su inversión a programas sociales, reafirmando un modelo de gobierno que puso en el centro a las personas y sus necesidades. Con estos resultados, el Atlántico cerró 2025 consolidando una visión de desarrollo que apuesta por la educación, la inclusión y la dignidad como pilares del progreso regional.