El creciente uso de inyecciones y medicamentos para bajar de peso ha encendido las alertas en el sector salud. El médico internista y endocrinólogo Óscar Rosero advirtió sobre los riesgos del consumo indiscriminado de tratamientos basados en GLP-1, una hormona que ha sido promovida como una solución rápida para la pérdida de peso, pero que, según el especialista, no está exenta de efectos adversos ni debe usarse sin estricta supervisión médica.
Rosero explicó que su principal preocupación radica en la forma como estos medicamentos se están utilizando y promocionando. Aseguró que se trata de fármacos que requieren fórmula médica y que su uso sin control puede poner en riesgo la salud de las personas. Además, cuestionó las estrategias de marketing que, de manera indirecta, promocionan estos tratamientos en espacios públicos, pese a que en Colombia está prohibida la publicidad de medicamentos que requieren prescripción.
Desde el punto de vista médico, el endocrinólogo detalló que el GLP-1 es una hormona producida naturalmente por el intestino cuando se consumen carbohidratos y que cumple funciones clave como regular el apetito, retrasar el vaciamiento gástrico y actuar sobre los centros de recompensa del cerebro. Este mecanismo, explicó, fue identificado hace varias décadas y permitió su uso inicial en el tratamiento de la diabetes tipo 2, al observarse que estos pacientes producían menos cantidad de la hormona.
Con el tiempo, se evidenció que los medicamentos basados en GLP-1 también generaban pérdida de peso, lo que impulsó su popularización. Sin embargo, Rosero advirtió que no todas las personas son candidatas para este tipo de tratamiento y que existen reportes de efectos adversos como alteraciones del estado de ánimo, depresión, pancreatitis, parálisis gástrica y pérdida significativa de masa muscular. Según el especialista, en muchos casos se pierde más músculo que grasa, un aspecto que suele pasarse por alto.
Otro de los puntos críticos señalados es el llamado efecto rebote. El médico explicó que mientras el paciente utiliza el medicamento, el apetito se mantiene controlado, pero al suspenderlo, los síntomas regresan con mayor intensidad, lo que puede empeorar la condición inicial. Para Rosero, este es uno de los mayores problemas, ya que el tratamiento no aborda las causas reales del sobrepeso.
También hizo énfasis en la importancia de la alimentación consciente y el consumo de comida real, señalando que una dieta equilibrada puede generar saciedad natural. Advirtió que, bajo el efecto del medicamento, muchas personas reducen excesivamente las porciones y dejan de consumir proteínas, lo que impacta negativamente la masa muscular.
Finalmente, el especialista se refirió a otros métodos como balones gástricos y cápsulas para adelgazar, aclarando que algunos no cuentan con la aprobación necesaria y pueden generar complicaciones graves como obstrucciones intestinales. En su reflexión final, Rosero concluyó que estos tratamientos no representan una solución de fondo, ya que no modifican hábitos como la alimentación, la actividad física o el descanso, factores clave para un manejo sostenible del sobrepeso y la obesidad a largo plazo.


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