La Plaza de la Paz se transformó en un escenario de reflexión, emoción y conciencia social cuando 70 jóvenes artistas de la Fundación ACHE alzaron su voz contra el bullying a través de una puesta en escena que combinó música, danza y teatro. Bajo un mismo mensaje, claro y contundente, los participantes convirtieron el arte en una herramienta para visibilizar una de las problemáticas que más afecta la salud mental de niños y jóvenes en Colombia.
La obra, considerada la puesta artística a cielo abierto más grande del país en torno al acoso escolar y el bienestar emocional, invitó al público a cuestionarse sobre su papel frente a la violencia cotidiana. Durante más de una hora, los asistentes fueron testigos de una experiencia que no solo buscó entretener, sino también interpelar a familias, docentes y a la sociedad en general sobre la urgencia de actuar ante el maltrato y la discriminación.
El montaje, titulado ¿Y qué harías tú?, expuso realidades que muchos jóvenes enfrentan en silencio. La historia, protagonizada por el personaje de Piedad, retrató de manera sensible y directa las consecuencias del acoso, abriendo un espacio para la empatía y el diálogo. Las cifras que respaldan el mensaje son alarmantes: siete de cada diez jóvenes han sido víctimas de algún tipo de maltrato y, a nivel mundial, se registran cerca de 200.000 muertes al año asociadas a los efectos del bullying y otras formas de violencia que impactan la salud mental.
Detrás de esta iniciativa está la Fundación ACHE, una organización que desde hace una década apuesta por el arte como camino de transformación social. Sus fundadores y directores, Harry Perea Mercado y Deyanira Delgado, impulsaron este proyecto convencidos de que la danza, la música y el teatro pueden convertirse en alternativas de vida para jóvenes en contextos de vulnerabilidad. Actualmente, cerca de 90 niños y jóvenes entre los 9 y 23 años reciben formación gratuita en artes escénicas, además de acompañamiento integral que incluye espacios seguros, transporte y alimentación.
La inspiración de este trabajo nació de una experiencia familiar que marcó a sus creadores y los motivó a construir entornos protectores donde los jóvenes pudieran expresarse, sanar y encontrar apoyo. Para ellos, el escenario se ha convertido en un lugar de refugio y crecimiento personal, donde cada movimiento y cada palabra tienen un propósito.
Los protagonistas de la obra coincidieron en que el mensaje va más allá del espectáculo. Jóvenes como Faichel Jiménez y Davis Cantillo resaltaron que el arte también puede salvar vidas y abrir caminos de esperanza. Para María Isabel García, quien interpretó a Piedad, la puesta en escena refleja cómo el acompañamiento y el amor pueden transformar realidades que parecen imposibles de cambiar.
La iniciativa contó con el respaldo de la Gobernación del Atlántico, que acompaña estos procesos como parte de su compromiso con la protección de la niñez y la juventud. Padres de familia y asistentes destacaron la importancia de que sean los mismos jóvenes quienes levanten la voz y alerten sobre lo que ocurre en sus entornos.
Como madrina del proyecto, la atlanticense Andrea Romero, Miss Mundo Colombia, se sumó al llamado desde el escenario y reafirmó su compromiso de llevar este mensaje de amor, respeto y defensa de la salud mental a escenarios internacionales cuando represente al país. Su presencia reforzó el alcance de una causa que, desde Barranquilla, busca resonar más allá de las fronteras y recordarle a la sociedad que el bullying no puede seguir siendo ignorado.


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