El expresidente Álvaro Uribe Vélez reapareció con un mensaje directo, crítico y cargado de advertencias sobre el rumbo político del país. Durante una extensa intervención, el líder del Centro Democrático explicó su ausencia en los medios, reafirmó su papel activo en la oposición y trazó la ruta que su partido seguirá de cara a las elecciones de 2026. Su discurso estuvo marcado por cuestionamientos al gobierno del presidente Gustavo Petro, a la gestión del senador Iván Cepeda y a las recientes tensiones internas dentro de su colectividad.
Uribe insistió en que Colombia necesita una “unidad para ganar”, una alianza amplia entre sectores inconformes con el actual gobierno. Adelantó que el Centro Democrático seguirá firme en la consulta popular programada para marzo de 2026, donde se medirán las tres figuras que, según él, representan la base del partido: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín, a quienes destacó por su trabajo de oposición.
El expresidente subrayó que el propósito es construir acuerdos incluso con sectores distantes políticamente, mencionando nombres que van desde Abelardo de La Espriella hasta Sergio Fajardo. Frente a las divisiones internas, evitó profundizar en la reciente salida de Miguel Uribe Londoño, aunque destacó su trayectoria y liderazgo.
Durante sus declaraciones, Uribe defendió los logros de su gobierno, mencionando avances en salud, educación técnica y programas sociales. Al mismo tiempo, arremetió contra lo que calificó como un proyecto de “estatización empobrecedora” atribuido al petrismo. En su visión, existe una peligrosa cercanía entre el gobierno y estructuras criminales en varios territorios, donde —según afirmó— la presión armada termina influyendo en decisiones electorales.
Uno de los momentos más sensibles de su intervención fue cuando habló de la reciente condena de su hermano, Santiago Uribe. Con evidente molestia, cuestionó la legitimidad del proceso y acusó al senador Iván Cepeda de manipular escenarios institucionales para, en sus palabras, “tapar fechorías con los derechos humanos”.
Uribe también criticó la relación del gobierno de Petro con Nicolás Maduro, alertando sobre el riesgo de comprometer la seguridad nacional al apoyar lo que denominó una “zona binacional” que, según él, podría involucrar tropas colombianas en territorio venezolano. En ese mismo sentido, advirtió que la postura del gobierno actual podría convertir a Colombia en un blanco militar frente a Estados Unidos.
Al referirse al expresidente Juan Manuel Santos, reiteró su negativa a dialogar con él, asegurando que traicionó el proyecto político con el que fue elegido. Uribe conectó decisiones del proceso de paz con el aumento de los cultivos ilícitos y con la situación de seguridad que vive hoy el país.
La declaración más explosiva llegó al final, cuando lanzó una pregunta que generó amplio eco político:
Si existen —según él— iniciativas dentro del gobierno o promovidas por sectores cercanos a Iván Cepeda para buscar declaraciones en cárceles con el objetivo de perjudicar a Abelardo de La Espriella. El comentario fue dado en un contexto de creciente tensión entre ambos sectores.
De La Espriella no tardó en responder. Durante la inscripción de sus firmas, aseguró que ese “modus operandi” ha sido utilizado contra el propio Uribe y ahora pretendería usarse en su contra.
El panorama político, lejos de apaciguarse, entra en un nuevo capítulo de confrontación, en un escenario donde cada declaración incrementa la tensión y anticipa un 2026 marcado por divisiones, alianzas inesperadas y un país cada vez más polarizado.


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