La discusión que definirá cuánto aumentará el salario mínimo en Colombia para 2026 ya está en marcha. Este lunes comenzó oficialmente la mesa de concertación, donde Gobierno, centrales obreras y gremios empresariales exponen sus primeras posturas en medio de un panorama económico marcado por la desaceleración y la caída de la productividad.

El punto de partida de la negociación está determinado por las cifras del DANE: la inflación anual a octubre se ubicó en 5,5 %, mientras que la productividad laboral registró una disminución del 0,9 %. Estos dos indicadores son clave en la fórmula técnica que tradicionalmente orienta las decisiones sobre el incremento salarial.

Propuestas divididas desde el primer día

Las posiciones iniciales muestran una brecha amplia entre los sectores. El Gobierno Nacional planteó un aumento cercano al 11 %, una propuesta respaldada por las centrales obreras, que insisten en que el ajuste debe estar por encima del 10 % para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores frente al encarecimiento del costo de vida.

En contraste, los gremios empresariales consideran que el aumento debería situarse alrededor del 7 %. Argumentan que esta cifra se ajusta mejor a la realidad económica, teniendo en cuenta la inflación y la caída de la productividad, y advierten que un incremento más alto podría afectar la competitividad y la generación de empleo.

Centros de análisis como ANIF y Fedesarrollo también entregaron sus proyecciones técnicas, ubicando el aumento entre el 6,5 % y el 7,3 %, una postura más cercana a la de los empresarios.

Calendario y plazos para llegar a un acuerdo

La mesa de concertación inició este 1 de diciembre a las 8 de la mañana y tendrá como primera fecha límite el 15 de diciembre. Si no se logra consenso, la negociación podrá extenderse hasta el 30 de diciembre, fecha en la que tradicionalmente se define el ajuste por decreto presidencial.

El presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, señaló que la decisión final debe buscar equilibrio y responsabilidad. “Debe tener en cuenta el poder adquisitivo de los trabajadores, pero también la capacidad del sector productivo para ofrecer mayores ingresos sin comprometer la estabilidad económica del país”, afirmó en declaraciones recientes.

Con posturas distantes y un margen limitado para negociar, el país inicia una de las discusiones más sensibles del cierre de año, de la que dependen millones de trabajadores y el pulso de la economía en 2026.