En el Caribe colombiano la brecha educativa sigue siendo un desafío. Según el Informe Nacional de Competitividad 2025, solo 4 de cada 10 jóvenes que culminan el bachillerato logran ingresar a la educación superior, mientras que más del 45 % abandona sus estudios antes de graduarse por motivos económicos. Departamentos como Sucre, La Guajira y Bolívar registran tasas de deserción cercanas al 6 %, lo que equivale a más de 55.000 estudiantes que han dejado las aulas.
Frente a este panorama, Fe y Alegría ha consolidado un modelo de educación popular que impacta a más de 9.300 niños, niñas y jóvenes en la región, con un enfoque integral que combina calidad educativa, acompañamiento comunitario y fortalecimiento de valores culturales y sociales.
“El Caribe enfrenta enormes desafíos, pero también es una región de esperanza. Con más de 9.300 estudiantes beneficiados demostramos que es posible transformar comunidades desde la educación popular integral, reduciendo brechas y generando oportunidades reales”, afirmó el padre Juan Manuel Montoya Parra, S.J., director nacional de Fe y Alegría Colombia.
El compromiso de la institución quedó en evidencia durante la visita del padre Arturo Sosa, S.J., Superior General de la Compañía de Jesús, a la Institución Educativa Luis Felipe Cabrera en Isla Barú, Cartagena. Allí recorrió aulas, conoció proyectos pedagógicos y dialogó con estudiantes y docentes sobre el impacto de la educación popular. “Más allá de las aulas, en el Caribe encontramos comunidades que educan con sentido, desde la cultura, la espiritualidad y la esperanza”, aseguró Sosa.
La Regional Caribe de Fe y Alegría opera actualmente once centros educativos oficiales, nueve en Barranquilla y dos en Cartagena, y lidera programas innovadores. Entre ellos destacan P-TECH, desarrollado con IBM y el SENA, que articula la media técnica con formación tecnológica; y ProFuturo, en alianza con Fundación Telefónica y “la Caixa”, que lleva educación digital a tres instituciones educativas de la capital del Atlántico.
Además, la organización impulsa procesos de liderazgo juvenil, arte, danza, cultura y espiritualidad que fortalecen el sentido de pertenencia y la identidad cultural. El Movimiento Juvenil Huellas acompañó en 2025 a 931 jóvenes y 86 animadores, mientras que 685 niños de primera infancia fueron atendidos en alianza con el ICBF.
Estos resultados reflejan una apuesta ética y política por una educación que dignifica y transforma. Con una estrategia centrada en la equidad y el tejido social, Fe y Alegría reafirma que desde la región Caribe se pueden gestar cambios sostenibles y reales, convencida de que cada niño y cada joven tiene derecho a aprender, soñar y construir un futuro digno.