Con frases cargadas de simbolismo, firmeza judicial y sentido histórico, la jueza Sandra Heredia dio inicio este 28 de julio a la audiencia en la que se conocerá el sentido del fallo contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, procesado por presunto soborno a testigos y fraude procesal. El juicio, considerado uno de los más mediáticos y trascendentales de la historia judicial en Colombia, comenzó a las 8:30 a. m. y estuvo precedido por un llamado de la magistrada a la serenidad, la paciencia y la claridad.
La jueza Heredia abrió la jornada con una afirmación contundente sobre la independencia judicial: “Temis, la diosa de la justicia, permanece con los ojos vendados, no porque ignore, sino porque no prejuzga. Sostiene la balanza con las manos firmes, no para pesar opiniones, sino verdades”. A lo largo de su intervención, dejó en claro que esta decisión trasciende lo político y está centrada en los hechos y las pruebas recolectadas en más de una década de investigación.
“Tras 475 días de una maratónica lucha contra el reloj, este despacho se dispone a dar paso a uno de los momentos más significativos de su historia judicial reciente”, afirmó, aludiendo al carácter inédito del proceso que enfrenta al primer expresidente colombiano acusado formalmente ante la justicia ordinaria.
Consciente de la carga simbólica y emocional que rodea el juicio, la jueza fue enfática: “La justicia no se arrodilla ante el poder, la justicia no ve nombres, ni cargos, ni estaturas”. Además, reconoció el trabajo de su equipo, en su mayoría mujeres, quienes —según sus palabras— han enfrentado “ataques machistas y cuestionamientos” a lo largo del proceso.
Uno de los momentos más llamativos de la audiencia fue su mención directa a Uribe, a quien se refirió como “ciudadano Álvaro Uribe Vélez” y destacó su comportamiento respetuoso durante el juicio: “A usted le reconocemos su presencia, su disposición procesal y el respeto a este juicio porque, a pesar de los honorables cargos que ha ocupado, lo ha hecho siempre con la mayor gallardía y cordialidad”.
El fallo, que abarca más de mil páginas, será leído en detalle para garantizar que todos los intervinientes, así como la opinión pública, comprendan las razones que sustentan la decisión del despacho. “Pedirles que me tengan paciencia… dada la importancia de este proceso”, dijo Heredia al inicio, marcando el tono de una jornada crucial para la democracia y el sistema judicial del país.
El impacto político no se ha hecho esperar. Analistas como Julio Iglesias y Óscar Ortiz González han coincidido en que esta audiencia es también un punto de inflexión en la narrativa política del país. Para algunos sectores, Uribe representa una figura heroica que lideró la política de seguridad democrática; para otros, un político cuya influencia es cuestionada por los métodos empleados en su defensa.
Además de lo jurídico, el veredicto podría tener profundas implicaciones en el panorama electoral. Varios precandidatos presidenciales actuales se identifican con el legado de Uribe, y una posible condena o absolución reconfiguraría sus discursos y estrategias.
La jueza Heredia cerró su intervención preliminar con un mensaje dirigido a todo el país: “Queremos decirle a Colombia que la justicia ha llegado, ha llegado como debe ser, serena, reflexiva y sin manipulaciones”.
Con este juicio, Colombia asiste a un momento inédito en su historia reciente: el de una democracia que pone a prueba su capacidad institucional para juzgar a uno de sus líderes más influyentes, en un proceso que definirá no solo el futuro de Álvaro Uribe Vélez, sino también la confianza en la justicia como pilar del Estado de derecho.