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Colombia mantiene liderazgo en exportación de carbones y coque, pero enfrenta retos económicos y regulatorios

Colombia sigue siendo un actor clave en el mercado global del carbón térmico y metalúrgico, consolidándose en el top 5 de países exportadores. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos como la caída en los precios internacionales, la incertidumbre regulatoria y el aumento de costos operativos, lo que amenaza su competitividad.

Crecimiento en exportaciones pese a la caída de precios

Durante 2024, Colombia exportó 64 millones de toneladas (MT) de carbones y coque, generando ingresos por más de USD 7 mil millones FOB. Aunque los valores cayeron un 22 % debido a la reducción en los precios internacionales, el volumen exportado creció un 7,5 %, impulsado por la demanda asiática.

El carbón térmico sigue siendo el principal producto de exportación en este sector, con 58,9 MT enviadas a mercados como Corea del Sur, Turquía y China. Este rubro representó el 11,5 % de las exportaciones totales del país, reafirmando su importancia en la economía nacional.

Impacto de la reconfiguración del mercado global

El consumo mundial de carbón térmico superó los 8.770 millones de toneladas en 2024, con China, India, Japón, Corea del Sur y Taiwán como principales compradores. Mientras Europa redujo su demanda, Asia compensó ampliamente esta caída, reconfigurando los flujos comerciales y favoreciendo exportaciones desde países como Indonesia y Australia.

Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón, destacó que “la demanda mundial de carbón térmico no disminuye por efecto de la relocalización de los mercados. Aunque los precios bajaron debido a eventos geopolíticos, la industria sigue siendo clave en la generación de energía global”.

Carbón metalúrgico y coque: desafíos y oportunidades

Las exportaciones de carbón metalúrgico colombiano alcanzaron 1,7 MT, mostrando una reducción del 14,3 % respecto a 2023. Este descenso se atribuye a huelgas de transportadores y una caída en los precios, afectando la rentabilidad del sector. Los principales destinos fueron China (45 %), Corea del Sur (14 %), Brasil (12 %), Japón (6 %) e India (6 %).

En el mercado del coque, Colombia enfrentó una fuerte competencia con Indonesia, que la desplazó del tercer al cuarto puesto en exportaciones mundiales. Pese a esto, el país logró exportar 3,9 MT en 2024, con Brasil, Turquía, Bélgica e India como principales compradores. Analistas prevén un repunte en la demanda de coque durante 2025, impulsado por el crecimiento del sector siderúrgico en India.

Desafíos regulatorios y competitividad

El sector carbonero colombiano enfrenta obstáculos internos que afectan su desempeño. Los altos costos de fletes terrestres, el incremento de impuestos y la incertidumbre regulatoria han generado un clima adverso para la inversión. Las nuevas cargas tributarias, como la sobretasa de renta para las empresas mineras, impactan la competitividad del país frente a otros mercados.

“El país posee reservas de carbón de alta calidad y reconocimiento internacional, pero las decisiones políticas pueden afectar su sostenibilidad. Si el gobierno sigue desincentivando la actividad, otros mercados ocuparán el espacio que Colombia ha construido en años recientes”, advirtió Carlos Cante.



Perspectivas para 2025

El mercado global del carbón seguirá influenciado por factores políticos y económicos. Se prevé que el consumo mundial se mantenga en torno a las 8.770 MT, con China e India como motores de la demanda. No obstante, las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea podrían alterar los flujos de exportación.

Para el sector colombiano, la clave será mantener su competitividad frente a mercados emergentes como Indonesia y Mongolia. La estabilidad de precios y la reducción de costos logísticos serán determinantes para sostener el crecimiento en 2025.

A pesar de los retos, el carbón y el coque siguen siendo pilares fundamentales de la economía colombiana. Su evolución dependerá de la capacidad del país para adaptarse a las dinámicas del comercio global y asegurar un entorno regulatorio que favorezca la inversión y el crecimiento del sector.