El mayor del Ejército Nilson Bedoya relató los momentos de tensión que vivió tras ser retenido por la comunidad en El Plateado, Argelia, en medio de la crisis de orden público en el departamento del Cauca. Según su testimonio, la desinformación y la manipulación por parte de grupos armados ilegales provocaron que los uniformados fueran vistos como enemigos, al punto de ser amenazados con ser quemados vivos.
“Nos veían como enemigos, pero seguimos firmes en nuestra misión”
“Ingresamos el 20 de octubre con el objetivo de garantizar la institucionalidad en el Cañón del Micay. Durante cinco meses hemos trabajado en El Plateado, en diálogo con las comunidades. Sin embargo, hay quienes buscan deslegitimar nuestra presencia, difundiendo falsas informaciones sobre erradicación forzada y otras medidas que no han sido ordenadas”, explicó el oficial.
De acuerdo con Bedoya, al principio la comunicación con los campesinos era fluida, pero pronto la situación se tornó hostil debido a las presiones de grupos armados ilegales que incitaron a la comunidad a actuar en contra de la Fuerza Pública.
“Estábamos dialogando, pero algunas personas comenzaron a atacarnos y nos secuestraron a mí y a otros policías”, relató.
Momentos de máxima tensión durante la retención
El oficial reveló que, en los momentos más críticos del secuestro, algunos miembros de la comunidad amenazaron con atentados contra los uniformados.
“Nos iban a quemar, pero tenemos una misión clara y pudimos salir adelante. No vamos a detenernos en nuestra labor de proteger a los colombianos”, aseguró Bedoya.
Además, explicó que actualmente se adelantan investigaciones para identificar qué grupos armados pudieron presionar a los campesinos para cometer estos actos de violencia. A pesar de las dificultades, reiteró que las tropas seguirán ingresando al corregimiento de El Plateado para continuar con su labor de garantizar el orden y la seguridad.
No todos los campesinos apoyaron la agresión
A pesar de los momentos de tensión, el mayor Bedoya enfatizó que no toda la comunidad apoyó la violencia y que algunos campesinos incluso tuvieron gestos solidarios con los retenidos.
“El ADN del campesino es bueno. Muchos de ellos nos motivan a seguir adelante. No son todos los que nos rechazan, es una minoría que no quiere que estemos en la zona”, concluyó el oficial.
Las declaraciones del mayor Bedoya reflejan la compleja situación en el Cañón del Micay, donde el Ejército busca consolidar su presencia en un territorio históricamente afectado por la violencia y el narcotráfico.