En el Chocó, una de las regiones más aisladas de Colombia, se vive una crisis humanitaria alarmante. La falta de alimentos, los confinamientos y las paros armados están agudizando la situación en este departamento, que ha sido descuidado en varios aspectos por el Gobierno.

Luis Enrique Murillo, defensor regional, enfatizó que las constantes confrontaciones y disputas están impidiendo que las comunidades retomen sus actividades normales. Murillo señaló que la crisis de confinamiento precede al paro y que este último ha empeorado la ya grave situación que enfrentan las comunidades.

La región enfrenta elevados niveles de pobreza y desigualdad, con una falta de intervención estatal y el accionar de grupos armados ilegales que perpetúan crímenes contra la población, como desplazamientos forzados, asesinatos, confinamientos y ataques a bienes civiles.

El defensor regional advirtió que las comunidades están atrapadas entre la violencia y la falta de recursos, sin acceso a servicios básicos como salud y educación. Las restricciones impuestas por los grupos armados han bloqueado las salidas para quienes intentan huir del conflicto, dejándolos sin opciones para proteger sus vidas.

Murillo criticó la respuesta del ejército, considerándola insuficiente y resaltó las carencias en la protección de las comunidades. Exigió medidas más efectivas para salvaguardar los derechos humanos de las personas afectadas y para abordar la crisis de manera integral.