En estos días de reflexión y recogimiento espiritual dejémonos sorprender por un amanecer diferente, en el que resucite la paz, la esperanza y los sueños frente a los inmensos desafíos que debemos enfrentar en nuestro día a día. Disfrutemos de este tiempo de manera especial como una oportunidad para reconectarnos con las personas y cosas que realmente valen la pena: la fe, la familia, los amigos, la compasión, el perdón, la solidaridad y la naturaleza.
La Semana Mayor, que inició el pasado Domingo de Ramos, nos invita a reflexionar sobre la vida y nuestra relación con el entorno que nos rodea. Tristemente, reprochables prácticas siguen enraizadas en la tradición de personas que durante esta temporada consumen hicotea o huevos de iguana, un acto de crueldad contra la fauna silvestre que se constituye como un delito ambiental. Aunque el día de hoy existe mayor conciencia por parte de los ciudadanos, en algunas regiones todavía prevalecen estos actos. Proteger nuestra biodiversidad es un deber colectivo y un mandato legal que debemos cumplir.
Por estos días, los viajes por carretera son una de las buenas tradiciones de las familias colombianas. Con recorridos por las regiones del país: Caribe, Pacífica, Centro, Centro Oriente, Centro Occidente y el Sur, se disfruta de la geografía rica en paisajes, localidades, historia, cultura y personas que nos representan. Durante estos paseos es vital que las autoridades de tránsito y transporte, así como las entidades del sector corresponsables de la seguridad vial, intensifiquen los operativos de sensibilización y control en las carreteras, especialmente en los puntos críticos, para de esta manera prevenir aquellas conductas que puedan convertirse en un potencial riesgo. También, es fundamental que los colombianos seamos responsables en las vías, acatando las normas de tránsito, y respetando a los demás conductores, ciclistas o peatones.
El Santuario de Las Lajas en Pasto, las representaciones en vivo del viacrucis en Piedecuesta, Santander, la procesión de Popayán, los eventos de Mompox, los actos de Sabanalarga, los penitentes de Santo Tomás, la peregrinación a Monserrate y otra serie de manifestaciones religiosas en más de un centenar de municipios de mediana y pequeña dimensión, constituyen eventos y territorios dignos ser presenciados y apropiados como esencia fundamental de nuestro pasado, presente y futuro espiritual.
Con toda entereza, claridad y vigor puedo decir que confío en una Colombia mejor y reconciliada, con oportunidades para todos, independientemente del color político, el credo religioso, el estrato social, y / o raza que tengamos por delante. Por ello, durante estos días, no olvidemos elevar una oración sincera por nuestro país, en la que roguemos por la paz que merecemos para lograr el desarrollo que necesitamos.
Los invito a aprovechar al máximo esta oportunidad, para enriquecer nuestro ser interior, compartir en familia y realizar actividades sanas, haciendo homenaje a las buenas costumbres, a la convivencia pacífica y al amor que nos rodea y enseña la fe en Dios. Revistámonos del buen ánimo para que despojados del pesimismo rememos juntos por un mejor país.