El cierre del gobierno federal de Estados Unidos cumple seis días sin señales de avance, mientras republicanos y demócratas mantienen un pulso político que ha paralizado las instituciones y dejado sin salario a más de 800 000 empleados públicos. El punto de mayor discordia sigue siendo la financiación de los subsidios del Obamacare, cuyo vencimiento podría incrementar significativamente los costos médicos para millones de estadounidenses.
Los republicanos necesitan al menos cinco votos demócratas en el Senado para aprobar su propuesta de reapertura temporal, pero los demócratas han rechazado apoyar lo que consideran un plan “partidista” y sin consenso. El líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, responsabilizó al oficialismo del estancamiento: “Tenemos una crisis de salud causada por los republicanos. Nos han llevado a un cierre porque no quieren lidiar con ella. Así de simple”, afirmó en declaraciones a CBS.
Mientras tanto, el expresidente Donald Trump, figura dominante del Partido Republicano, ha evitado comprometerse con la extensión de los subsidios del Obamacare, la principal exigencia de los demócratas. En una entrevista con NBC News, calificó el programa como “un desastre”, aunque aseguró que busca “arreglarlo para que funcione”.
El Senado retomará sesiones con votaciones clave sobre el proyecto republicano de financiación y una propuesta alternativa impulsada por los demócratas que mantendría los subsidios y revertiría los recortes al programa Medicaid promovidos por Trump. Desde la mayoría republicana, el senador John Thune pidió a los demócratas “reabrir primero el gobierno” antes de debatir la política sanitaria. “Liberen al rehén. Tendremos esa conversación”, afirmó en Fox News.
En la Cámara de Representantes, el presidente Mike Johnson suspendió todas las votaciones programadas para esta semana, asegurando que la Cámara “ya cumplió con su deber” al aprobar un proyecto de financiación el pasado 19 de septiembre. Sin embargo, dentro del propio Partido Republicano surgieron críticas. El congresista Thomas Massie acusó a Johnson de evitar una votación sobre la publicación de los archivos de Jeffrey Epstein, tema que ha generado controversia por presuntos encubrimientos de abuso y corrupción. Johnson negó las acusaciones y responsabilizó a los demócratas del Senado por mantener el cierre.
Por su parte, el líder de la minoría demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, convocó a una reunión virtual con sus colegas para definir la estrategia frente a la crisis. En una carta enviada a su bancada, insistió en la disposición del partido a negociar: “Estamos listos para sentarnos en cualquier momento, con cualquier persona y en cualquier lugar para lograr un acuerdo bipartidista, reabrir el gobierno y abordar la crisis de atención médica republicana”.
Jeffries acusó al Partido Republicano de haber “desatado una crisis de salud inadmisible y antiestadounidense” al negarse a extender los créditos fiscales del Obamacare, lo que podría elevar drásticamente los costos de las primas y deducibles para millones de ciudadanos.
Con el cierre prolongándose, las agencias federales permanecen inactivas, los mercados muestran señales de nerviosismo y la incertidumbre política se profundiza. La falta de consenso amenaza con prolongar una crisis que ya golpea la economía y la confianza institucional en Washington.


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