En medio de los múltiples cambios físicos, hormonales y emocionales que atraviesa la mujer durante el embarazo, uno de los aspectos menos visibilizados pero de gran importancia para la salud materna y fetal es el cuidado de la salud oral. Expertos aseguran que descuidar esta área puede generar consecuencias graves, no solo para la madre, sino también para el desarrollo del bebé.
Diversas investigaciones han confirmado que enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis aumentan el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer. Estas condiciones surgen principalmente por la acumulación de placa bacteriana, favorecida por los cambios hormonales propios del embarazo, especialmente el aumento de progesterona y estrógenos, que intensifican la inflamación en las encías.
La llamada “gingivitis del embarazo” suele presentarse entre el segundo y el octavo mes de gestación, con síntomas como sangrado, enrojecimiento y sensibilidad en las encías. Si no se trata oportunamente, puede evolucionar en una periodontitis, afectando los tejidos de soporte dental y permitiendo que bacterias ingresen al torrente sanguíneo, lo cual podría desencadenar respuestas inflamatorias sistémicas y alterar el curso normal del embarazo.
Lina María Murcia, Directora Técnica de Estrategia de Producto de la red de clínicas odontológicas Sonría, indica que los controles odontológicos durante el embarazo no solo son seguros, sino altamente recomendables. “El segundo trimestre es el periodo ideal para realizar limpiezas, aplicar flúor y tratar caries. La prevención es esencial para evitar complicaciones futuras”, afirmó.
Los especialistas recomiendan mantener una rutina diaria de higiene oral que incluya cepillado con crema dental fluorada después de cada comida, uso diario de hilo dental, y control en el consumo de azúcares. Además, ante náuseas o vómito frecuente, se debe enjuagar la boca con agua y esperar al menos 30 minutos antes de cepillarse para evitar el desgaste del esmalte.
Cuidar la salud bucal durante la gestación no es solo una práctica de autocuidado, sino una manera de expresar amor y compromiso con la vida del bebé. Una boca sana contribuye a un embarazo saludable y sienta las bases para un futuro más prometedor desde los primeros días de vida. La invitación es clara: madres saludables, bebés más fuertes.