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Netflix y la osadía de recrear una de las novelas más icónicas de la Literatura Latinoamericana, Cien Años de Soledad.

Cien Años de Soledad es llevada a la pantalla por la plataforma de Streaming Netflix.

La plataforma de  Streaming Netflix, estrenó el pasado miércoles 11 de diciembre, la serie Cien Años de Soledad, basada en una de la más grandes obras del escritor y nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

Dicha serie, cuenta con ocho episodios que representan la primera mitad de la novela. Tanto en la obra como en la serie, se inicia recreando la fecundación de Macondo, un pueblo que solo se podía gestar en la mente de un genio.

Así mismo, se relata la llegada de Melquíades y los gitanos al pueblo, los únicos que pudieron llegar antes de que Úrsula Iguarán pudiera encontrar la ruta que conectaba a Macondo con el mundo.

Ciertamente, una de los grandes conflictos que se puede presentar es la selección del actor que representó al “gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión”; es que Melquiades, de acuerdo con la obra, era un hombre lleno de inmensa sabiduría, parecer misterioso, desdentado y envejecido  que rayaba en lo profeta.  Quizás por la influencia del mago Borletti y pinturas como las de César Rodríguez, hacen que la imagen de Melquiades proyecte un misticismo que no se logra percibir en el actor, sin embargo, las escenas en las que este participa son limpias y representan de manera lineal lo que en la obra se describe.

Otro aspecto que no engrana en la adaptación de la obra, es  el paisaje, aunque se busca recrear la atmósfera de Macondo en uno de los pueblos del Caribe, los lugares terminan viéndose fríos y distantes de la Costa Colombiana, lugar en el que se inspira Gabo para crear su emblemático pueblo.

En este sentido, se observa que algunos actores imitan el acento costeño, confundiéndolo incluso con el venezolano y olvidándolo en ciertas escenas.

En cuanto al casting de Úrsula Iguarán, ambas actrices representan bien el personaje, sin embargo, se observa el cambio en el tono de piel, que, aunque puede ser una tibia simpleza, son licencias que no deberían pasar desapercibidas en una apuesta tan grande coma la recreación de los ´personajes.

A nivel general, la adaptación es buena, se nota la inversión y el esfuerzo de productores, guionistas, ejecutivos y demás actores para representar de manera honorable la obra latinoamericana de mayor importancia.

Esta producción es, sin duda alguna, una de las primeras invitaciones que se le hace al mundo para conocer un poco más de las letras hispanas y suscitar el interés en una de las miles de estirpes condenadas a cien años de soledad.

 

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