Barranquilla atraviesa una situación alarmante en materia de seguridad. Entre el 10 de julio y el 30 de agosto de este año se registraron más de 100 homicidios en la ciudad y su área metropolitana, de los cuales el 70% estarían relacionados con la disputa entre las bandas criminales ‘Los Costeños’ y ‘Los Pepes’ por el control del microtráfico, según cifras de Zona Cero. Frente a este panorama, el precandidato presidencial Mauricio Lizcano propuso un paquete de acciones contundentes para devolverle la tranquilidad a los ciudadanos.
Lizcano aseguró que “la extorsión y la violencia no pueden seguir marcando la vida diaria de los comerciantes y ciudadanos. La gente ya no aguanta más, y el Estado tiene que actuar con firmeza y soluciones reales”. En este sentido, planteó la creación de unidades élite contra la extorsión y el crimen organizado, integradas por equipos especializados de la Policía y la Fiscalía, con apoyo en inteligencia artificial y canales digitales de denuncia. El objetivo de estas unidades sería atacar directamente las estructuras criminales que tienen en jaque a Barranquilla.
Otra de sus propuestas se centra en una reforma a la justicia que permita procesar con mayor rapidez a los responsables de homicidios y extorsiones, reduciendo la impunidad y fortaleciendo la capacidad de respuesta de las instituciones judiciales.
El precandidato advirtió que el incremento de la violencia y la presión de los grupos delincuenciales sobre los comerciantes han puesto en riesgo la estabilidad económica y social de la capital del Atlántico. Por ello, hizo un llamado a trabajar de manera articulada entre Estado y ciudadanía para generar soluciones integrales.
“La seguridad no puede ser un privilegio, debe ser un derecho garantizado. Con decisión política, justicia rápida y oportunidades económicas, Barranquilla puede recuperar la confianza y salir adelante”, concluyó Lizcano.