El grupo islamista palestino Hamás anunció su disposición a “congelar las actividades del ala militar de la resistencia, pero sin desarmarla”, en el marco de las negociaciones que se adelantan en El Cairo para establecer un alto al fuego en la Franja de Gaza. Así lo confirmó a la agencia EFE una fuente de seguridad egipcia cercana al proceso de mediación.
De acuerdo con esta versión, el acuerdo contempla un plazo de 60 días durante el cual se liberarían los prisioneros israelíes en manos de Hamás y se permitiría el ingreso total de ayuda humanitaria y médica a Gaza. La medida, según los mediadores, representa un avance clave para frenar la ofensiva israelí y evitar el anunciado plan de ocupación de la ciudad de Gaza.
No obstante, las negociaciones aún enfrentan puntos de discordia. Hamás exige garantías que aseguren el cumplimiento del pacto por parte de Israel, así como la retirada total de sus fuerzas de la Franja, ante el temor de que el alto al fuego sea vulnerado como en ocasiones anteriores.
En este escenario, Hamás aceptó la posibilidad de que una fuerza internacional conjunta, conformada por contingentes europeos y árabes, junto con 5.000 agentes palestinos actualmente en Egipto, se despliegue en Gaza y en el cruce de Rafah para garantizar la seguridad durante la tregua y evitar un vacío de poder.
Otro de los avances incluye el compromiso del movimiento de no administrar Gaza una vez se concrete el alto al fuego, lo que abriría paso a un gobierno transitorio compuesto por tecnócratas, bajo la supervisión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), mientras se define un modelo de gobernanza estable para el enclave.
La negociación se desarrolla en medio de la presión de Israel, que en paralelo transmitió a Egipto, Catar y Estados Unidos su advertencia de iniciar la ocupación de la capital de Gaza “próximamente” si Hamás no regresa a la mesa de diálogo bajo las condiciones israelíes. Entre estas exigencias, se incluyen el desarme total del grupo, la liberación de todos los rehenes y la instauración de una administración que no incluya ni a Hamás ni a la ANP.
Aunque el camino hacia la tregua definitiva sigue lleno de obstáculos, la aceptación de Hamás de congelar sus operaciones militares y permitir un proceso de transición abre una ventana de esperanza en medio de una guerra que ha dejado miles de víctimas y una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza.