Todos los políticos necesitamos de los medios de comunicación tradicionales, todos necesitamos de ese amigo que a veces está cerca, a veces distante, otras veces nos critica y otras veces respalda nuestras acciones, sin embargo la vida de hoy los ha transformado ante la llegada de la comunicación digital y las redes sociales que han logrado la democratización de la información.
Hoy, todos podemos elaborar y transmitir contenidos noticiosos desde un teléfono inteligente, basta con querer hacerlo, este fenómeno es conocido por los expertos en Comunicación y Marketing Político como la “Desintermediación”, es decir, la posibilidad de comunicar de manera directa y sin la intermediación de los medios tradicionales, acciones que trajo el uso de la internet.
Esto ha dado un duro golpe a la Agenda Setting, término acuñado por el profesor de la Escuela de Periodismo y Comunicación de Masas de la Universidad de Carolina del Norte, Donald L. Shaw, al poder de los medios tradicionales de imponer qué asuntos poseen interés informativo para las masas y cuánto espacio e importancia se les da en estos.
Con la evidente reducción de los lectores de los medios impresos y la audiencia de radio am, sus versiones digitales han tenido que pelear espacios con estos “nuevos medios de las redes sociales” que inicialmente eran algo así como unos parias, unos advenedizos de la información que llegaron para quedarse.
Ante tanta noticia falsa, los medios de comunicación tradicional tienen en sus portales una herramienta valiosa porque los que consumimos información todo el tiempo encontramos en sus versiones digitales un factor que no tienen los otros: la veracidad, queda claro que si estos los publican es porque es cierta la ocurrencia de los hechos narrados.
La desintermediación es tan potente, que en el contexto internacional presidentes como Nayib Bukele, en El Salvador, se hicieron elegir sin el apoyo de los medios tradicionales y fueron las redes sociales el principal artífice de su triunfo.
En la actualidad, con 7,3 millones se seguidores en su cuenta de X, el presidente centroamericano imparte políticas públicas y da órdenes a su equipo de trabajo a través de esta red social que le ha servido para preguntarle a sus connacionales si están de acuerdo con sus acciones como por ejemplo la manera poco ortodoxa de ponerle freno a las pandillas que tanto daño le han hecho a esa nación.
De igual manera, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, encontró en su comunión electoral con Elon Musk, propietario de X, un socio estratégico para segmentar públicos de forma milimétrica y a partir de allí direccional mensajes exclusivos para cada segmento de la población.
En el contexto colombiano este asunto es álgido, aunque no creo que las redes sociales tengan el protagonismo de los casos anteriores a tal punto de inclinar la balanza en un debate presidencial, siguen ganando terreno y en el plano local, en mi departamento del Atlántico, aún es incipiente este asunto y los medios tradicionales con sus portales informativos siguen fortalecidos, sin embargo la democratización de las noticias llegó y también dijo “aquí me quedo”.
Una reflexión final: si queremos hacer política, entendamos las dinámicas, a veces convulsionantes, de los medios de comunicación sean estos noveles o tradicionales.