Después de casi tres años de espera, Merlina (Wednesday) ha vuelto con su tan anticipada segunda temporada en Netflix, lanzando los primeros cuatro episodios el 6 de agosto.
La serie, con Jenna Ortega como protagonista, retoma su característica atmósfera oscura y de misterio, llevando a la audiencia al mundo de los Addams con una trama aún más fascinante.
El final de la primera parte deja más interrogantes que respuestas, y prepara a los espectadores para una segunda mitad llena de suspense, que se desvelará el 3 de septiembre.
A continuación, explicamos los aspectos clave del impactante final de la primera parte de la temporada 2.
¿Qué es el experimento LOIS?
Uno de los principales giros de esta temporada fue el descubrimiento de que “Lois” no era una persona, como Merlina pensaba al principio, sino que se refería a las siglas: Long-term Outcast Integration Study.
Este es un experimento clandestino que busca extraer las habilidades de los “Outcasts”, criaturas sobrenaturales como hombres lobo, sirenas o hidras, para transferir dichas habilidades a seres humanos “normales”, eliminando así la barrera entre ambos grupos.
Merlina se entera de la existencia del programa al investigar una serie de muertes sospechosas de pacientes del hospital psiquiátrico Willow Hill, cuyos recipientes estaban llenos de cenizas de animales, no de restos humanos.
Con la ayuda de su tío Lucas (Fred Armisen), quien se interna intencionalmente en el hospital, logran acceder a un área secreta donde encuentran celdas que encierran a los Outcasts que se pensaban muertos.
La responsable de la continuación del programa es Judi (Heather Matarazzo), la aparentemente inocente secretaria de la directora del hospital, quien en realidad es la hija del doctor Augustus Stonehurst, creador original del experimento.
Judi ha utilizado su posición para mantener el proyecto en secreto, contando con la colaboración de la psiquiatra Dr. Fairburn (Thandiwe Newton), quien actuaba como la figura pública del lugar.