James Rodríguez es uno de los mejores jugadores sudamericanos y del mundo. El goleador del Mundial Brasil 2014, desde una edad muy temprana se destacó en Envigado, que posteriormente lo vendió a Banfield, un club de Argentina, que disfrutó de su magia por dos años y desde allí dio el salto a Europa.
El paso por el fútbol argentino fue importante para James, pues no solo salió campeón, sino que se formó como persona, tuvo un protagonismo destacado, convirtió goles dignos de ser enmarcados y hombre clave en la formación.
Se sabe que jugar en la Primera División de Argentina es una vitrina, donde acuden empresarios y cazatalentos para llevarse a las estrellas. Bajo el contexto anterior, Jorginho, quien en ese tiempo trabajaba con Palmeiras y tenía la función de buscar futbolistas talentosos, presenció los movimientos futbolísticos de James.
James, que en ese tiempo, no era mayor de edad, era la joya de Banfield y más de un empresario preguntó por el valor del colombiano. Jorginho, que buscó llevarlo al Palmeiras, comentó: “ Él tenía 17 años y a mi entender estaba gordo, era como una pelota. Y para ese momento, no era nada barato. El club argentino nos habían pedido cinco millones de dólares. Nadie en su sano juicio pagaría tanto por un jugador tan joven».
El cucuteño, que triunfó en Banfield, fue transferido a Porto, en el año 2011, por una cifra superior a siete millones de dólares, se destacó en el equipo portugués, donde se convirtió en un ídolo y desde ahí no para de cosechar éxitos.
