Descontento en Barranquilla tras cancelación del foro global de inconformidad entre los gremios, autoridades locales y distintos sectores económicos del Atlántico. El evento internacional, previsto inicialmente para los días 11, 12 y 13 de junio próximo, esperaba reunir a más de 1.500 asistentes, incluyendo a 16 cancilleres de distintos países y representantes de organizaciones internacionales, sociedad civil y sector privado.
Para muchos esta noticia cayó como un balde de agua fría sobre la ciudad, que desde hace meses venían preparándose para ser anfitriona de esta cumbre global. El Comité Intergremial del Atlántico expresó su firme rechazo a la decisión presidencial, calificándola como “inoportuna y perjudicial”, especialmente por haberse comunicado a tan solo dos meses del evento. Según los gremios, esta determinación genera un mensaje confuso y preocupante ante la comunidad internacional respecto a la capacidad organizativa y el compromiso institucional de Colombia.
“Es una señal desafortunada que deteriora la imagen del país. Se trata de una cumbre de altísimo nivel en la que ya había confirmación de múltiples delegaciones internacionales. Barranquilla cumplió con todos los requisitos para su realización, y no hay razones claras que justifiquen este cambio repentino”, indicó el comité intergremial.
Desde febrero de 2024, Barranquilla fue postulada formalmente por el Ministerio de Relaciones Exteriores como sede del FMMD, una propuesta que fue avalada y confirmada en febrero de este año. Con ese aval, la ciudad activó toda su infraestructura logística, hotelera y de seguridad para recibir el evento. Además, se proyectaba una cifra económica de más de $8.000 millones en sectores como el turismo, transporte, gastronomía, y servicios.
El presidente Gustavo Petro, sin embargo, tomó la decisión de cambiar la sede sin emitir una explicación oficial detallada. Según versiones preliminares, el cambio estaría motivado por criterios de agenda gubernamental o una estrategia para reubicar el evento en una ciudad con mayor presencia institucional, como Bogotá o Medellín. No obstante, estas versiones no han sido confirmadas por la cancillería ni por presidencia.
Por su parte, la molestia en la capital del Atlántico tiene un matiz político, varios líderes locales interpretan la decisión como un nuevo desplante del Gobierno central hacia una ciudad que ha demostrado capacidad para acoger eventos internacionales —como los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018— y que además ha venido consolidándose como un eje de integración regional en temas como migración, desarrollo sostenible y cambio climático.
“Los barranquilleros no vamos a permitir que decisiones improvisadas frenen el posicionamiento internacional que con tanto esfuerzo hemos construido. La ciudad ha demostrado ser un ejemplo de organización y hospitalidad, y seguiremos apostando por traer eventos de talla global”, manifestó el presidente del Comité Intergremial del Atlántico. El retiro de la sede también ha sido lamentado por empresarios, voceros del sector turístico y líderes académicos, quienes señalan que esta situación puede ahuyentar futuras inversiones y comprometer la confianza de organismos internacionales. “Si queremos un país serio ante el mundo, este tipo de decisiones no pueden tomarse a última hora”, expresó un vocero del sector hotelero.
Hasta el momento, ni el ministerio de relaciones exteriores ni la casa de Nariño han ofrecido declaraciones amplias sobre el motivo detrás del cambio de sede, lo que ha aumentado la incertidumbre y el descontento generalizado en la ciudad. Pese a esto, los gremios del Atlántico aseguran que seguirán promoviendo a Barranquilla como epicentro de eventos internacionales. “Más allá del golpe, esto no nos detiene. Seguiremos trabajando para posicionar nuestra ciudad como un referente global en temas de migración, innovación y desarrollo”, señalaron.