Durante tres días, la moda, la cultura y la creatividad se apoderaron de la ciudad con el evento Barranquilla es Moda, que reunió a más de 6.800 asistentes y se consolidó como una de las vitrinas más importantes de la industria creativa en la región. Escenarios icónicos como el Gran Malecón, La Troja y Puerto Mocho sirvieron de pasarela para nueve desfiles y una puesta en escena que fusionaron elegancia, identidad cultural y talento local.
La iniciativa, impulsada por la Alcaldía de Barranquilla, tuvo como objetivo dinamizar la economía creativa de la ciudad, fortaleciendo los talleres de confección, zapateros, artesanos y diseñadores que hacen parte de este ecosistema. La primera dama, Katia Nule de Char, destacó el impacto social y económico del evento: “Barranquilla es Moda es un proyecto de ciudad que refleja el esfuerzo de cientos de personas que viven de la moda. Es una plataforma para mostrar nuestro talento local y atraer visitantes que quieren vivir la experiencia de la cultura barranquillera a través del diseño”.
Madelaine Certain, gerente de Proyectos Especiales de la Alcaldía, señaló que este evento es parte de la estrategia para posicionar la moda como motor de desarrollo económico y turismo cultural. “La moda genera empleo, impulsa la innovación y promueve la sostenibilidad. Barranquilla está lista para ser sede de grandes eventos internacionales”, afirmó.
Entre los diseñadores que brillaron en esta edición se destacaron nombres reconocidos y nuevas promesas. Carmen Belissa cautivó en Puerto Mocho con Alas del Mar, una propuesta resort inspirada en los tonos del Caribe; mientras que Noche en el Trópico transformó La Troja en una explosión de color con creaciones colaborativas de marcas como Paula Jassir, EFECÉ, Atalí Jewelry y Artesanías del Atlántico.
La reconocida diseñadora Beatriz Camacho presentó Marea, una colección inspirada en el movimiento del mar, y Adriana Fernández emocionó con Terra, un homenaje a la tierra y las raíces con texturas naturales y colores cálidos. El toque internacional llegó con el venezolano Efraín Mogollón, quien presentó La Guaricha, una colección audaz que combinó sofisticación y frescura.
Otras propuestas destacadas fueron Essenza, de Érika Quizena, que celebró sus 10 años de carrera con vestidos de alta moda; Hamptons, de LAVI by Majo Lavi, que fusionó arte y color en cada prenda; y Caribea, de Mar de Lua, que reafirmó a Barranquilla como la capital de la moda resort.
El cierre estuvo a cargo de la reconocida Lina Cantillo, quien sorprendió con Barrio Abajo, una colección que rindió tributo a la esencia barranquillera desde una visión contemporánea y urbana. Su desfile culminó al ritmo de La Guacherna, en un ambiente de celebración y orgullo por el talento local.
Con esta edición, Barranquilla es Moda no solo reafirmó a la ciudad como epicentro del diseño en el Caribe, sino también como un modelo de desarrollo cultural y económico sostenible que impulsa el talento local y proyecta la identidad barranquillera al mundo.