En el marco del Día Mundial del Turismo, las comunidades palafíticas de Buenavista y Nueva Venecia, ubicadas en la Ciénaga Grande de Santa Marta, se han convertido en ejemplo vivo de turismo comunitario y sostenible gracias al proyecto Paisajes Sostenibles, impulsado por la FAO y la Unión Europea en alianza con INVEMAR.
Esta iniciativa, que comenzó en 2023, transformó el turismo de paso en experiencias diseñadas y operadas por la propia comunidad. Ahora, visitantes nacionales y extranjeros pueden recorrer en canoa pueblos flotantes, sembrar manglares, aprender sobre biodiversidad, disfrutar de la cocina tradicional y vibrar al ritmo de las tamboras del Caribe.
El programa ofrece rutas como la de la Restauración, donde los turistas conocen los viveros comunitarios, siembran plántulas y reciben el distintivo de Guardianes del Manglar, además de visitar Ecopalermo para ver de primera mano cómo la economía circular convierte residuos en recursos. Otra experiencia es “Aves e historias palermeras”, que combina avistamiento de aves en el Caño Clarín con relatos de memoria anfibia y cocina tradicional, donde se degustan bollos de mazorca y pescado fresco.
El cambio ha sido integral. Paisajes Sostenibles fortaleció la formación en guianza, servicio y costos, dotó a las comunidades con cocinas, mobiliario y equipos para aprovechar residuos, y mejoró la conectividad para gestionar reservas y coordinar grupos vía WhatsApp y redes sociales. Este modelo ha beneficiado a más de 180 familias de 14 organizaciones locales en siete corregimientos de Sitio Nuevo, Pueblo Viejo y Ciénaga.
Elsy Rodríguez, del restaurante Paraíso Veneciano, cuenta que el proyecto le permitió aprender a costear menús, asistir a ferias como ANATO y vender paquetes turísticos con antelación. Su negocio hoy emplea a varias mujeres de la zona y se convirtió en aula viva para explicar a los visitantes el valor del manglar y la pesca sostenible.
El artesano Edrulfo Pacheco encontró en la madera y en las canoas en miniatura una forma de liberar caños, reducir residuos y crear ingresos. “La canoa son los pies de este territorio. Con ella estudiamos, pescamos y nos enamoramos”, afirma mientras enseña su oficio a jóvenes interesados.
El componente cultural también crece. El Congo Buenavistero reactivó cantos, tambores y vestuarios del Caribe e integró sus presentaciones como módulos culturales para cerrar experiencias como “Sabores y sonidos palermeros”. Cada función remunera a familias de artistas y convierte la visita en un intercambio vivo de identidad y conservación.
Este modelo de turismo comunitario ya ha sido reconocido con premios internacionales como Turismo Responsable (plata, 2024) y demuestra que el turismo puede dignificar oficios, fortalecer la identidad y conservar ecosistemas. Para Gabriela Mejía, guía local y lideresa de “Viajando con Gaby”, la transformación es también generacional: “Varios jóvenes ya no quieren irse. Ven que aquí hay oportunidad si la construimos juntos”.
En el Día Mundial del Turismo 2025, cuyo lema es “Turismo y transformación sostenible”, la experiencia de las comunidades palafíticas de la Ciénaga Grande confirma que viajar puede ser corresponsabilidad. Cada reserva aporta ingresos locales, visibiliza la cultura anfibia y protege los manglares.
Visitar Buenavista y Nueva Venecia ya no es solo un paseo, es un acto de aprendizaje y compromiso. Un día completo o un fin de semana puede incluir aviturismo interpretativo al amanecer, vivero y siembra de manglar, paso por Ecopalermo, almuerzo con productos locales y cierre cultural con tamboras. Todo guiado por quienes viven con el agua a la cintura y saben explicar, con orgullo y una sonrisa, por qué un manglar sano es capital natural y seguridad alimentaria.