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La psicología explica por qué las personas vuelven a ver las mismas series y películas

En la era de las plataformas de streaming, con un catálogo casi infinito de series y películas, millones de personas en todo el mundo optan una y otra vez por reproducir los mismos contenidos. Ya sea para relajarse después de un día intenso, acompañar una comida o sumergirse en una historia conocida, este hábito, lejos de ser extraño, tiene múltiples explicaciones desde la psicología.

Especialistas señalan que repetir series o películas conocidas brinda una sensación de control y previsibilidad, lo que ayuda a reducir la ansiedad y el estrés. En momentos de incertidumbre o dificultad emocional, volver a lo familiar actúa como una estrategia de autocuidado. También juega un papel importante la nostalgia, que conecta con recuerdos felices y etapas de la vida cargadas de emociones positivas.

Uno de los fenómenos más citados es el “efecto de mera exposición”, que sostiene que cuanto más vemos algo, más nos gusta. Este vínculo con lo familiar refuerza el apego emocional y el placer. Además, conocer la trama permite apreciar detalles antes pasados por alto y redescubrir la historia desde una perspectiva más profunda.

En términos neuroquímicos, volver a lo conocido libera dopamina, lo que refuerza el hábito, sobre todo en momentos de estrés. También evita la llamada “paradoja de la elección”: la sobreabundancia de opciones genera ansiedad, y elegir algo ya visto simplifica el proceso y evita la fatiga de decidir.

Otro aspecto es la seguridad que ofrecen los vínculos con personajes ficticios, lo que se conoce como relaciones parasociales, que generan compañía y pertenencia sin riesgo de rechazo. Además, ver algo conocido requiere menos esfuerzo mental, favoreciendo la restauración cognitiva y emocional, y cada nuevo visionado puede brindar lecturas distintas que permitan reflexionar sobre la propia evolución personal.

Sin embargo, psicólogos como Lucía Camín, directora del centro ALCEA, advierten sobre los riesgos de convertir este hábito en un mecanismo de escape permanente, ya que podría derivar en una dependencia emocional o incluso en una infantilización cultural. La clave, según los expertos, está en equilibrar este refugio emocional con la exploración de nuevos contenidos y aprovecharlo como una herramienta para el autoconocimiento.