Aunque hoy el mundo lo conoce como Papa León XIV, pocos recuerdan que en el año 2002, el entonces superior general de la Orden de San Agustín, Robert Francis Prevost, visitó Barranquilla como parte de una gira pastoral que reflejaba su fuerte compromiso misionero.
Durante su paso por la capital del Atlántico, el ahora líder de la Iglesia Católica compartió momentos significativos con comunidades locales pertenecientes a la tradición agustiniana. Entre ellas se encuentran el reconocido Liceo de Cervantes y la parroquia San Nicolás de Tolentino, en el corazón del centro histórico.
“Vino a fortalecernos espiritualmente, a orar con nosotros, a observar nuestras labores apostólicas y a ofrecer consejos con mucha sabiduría y cercanía”, rememora el padre Fray Ventíbal, actual rector del Instituto Cervantes de Barranquilla y vicario provincial de la provincia de Nuestra Señora de Gracia de Colombia.
El religioso también destacó la personalidad sencilla y humana del nuevo pontífice: “Caminaba por nuestros pasillos saludando a todos, conversando con docentes y acercándose sin formalismos. Esa humildad auténtica lo ha caracterizado siempre”.
La historia entre Barranquilla y el nuevo Papa no es solo anecdótica: es un reflejo del estilo pastoral cercano, fraterno y profundamente humano que muchos esperan ahora en su pontificado.