Este lunes, el mundo fue testigo del inicio del adiós al papa Francisco, tras la difusión oficial de las primeras imágenes del pontífice en su féretro, ubicado en la capilla privada de la Casa Santa Marta, residencia donde vivió durante su pontificado. La Santa Sede compartió el momento en que se confirmó su fallecimiento, ocurrido a las 8:00 p.m. (hora local), en un acto solemne rodeado de cardenales y colaboradores cercanos.
Francisco, de 88 años, reposa en un ataúd de madera cubierto con terciopelo rojo, vistiendo una casulla púrpura y una mitra blanca. En sus manos, un rosario como símbolo de su fe profunda y sencilla. La escena fue acompañada por una discreta presencia de altos jerarcas eclesiásticos que se congregaron en oración en torno a su cuerpo.
Comienzan las reuniones del Vaticano tras la muerte del Papa
Con su fallecimiento, se activaron los protocolos establecidos por la Constitución Apostólica vigente. Este martes, los cardenales presentes en Roma iniciaron las Congregaciones Generales, encuentros claves donde se define el protocolo funerario, el traslado del cuerpo a la Basílica de San Pedro y otros detalles del proceso de despedida.
Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio, convocó la primera reunión a las 9:00 a.m. (hora local) en el Aula del Sínodo, e invitó a todos los cardenales mayores de 80 años a participar, aunque no están obligados.
El funeral se realizaría entre viernes y domingo
Según fuentes del Vaticano, el funeral del papa Francisco será confirmado en las próximas horas, pero se estima que tendrá lugar entre el viernes 26 y el domingo 28 de abril, en cumplimiento con los tiempos previstos por el ceremonial papal.
Se prevé que este miércoles 23 de abril, el cuerpo del Santo Padre sea trasladado a la Basílica de San Pedro, donde será expuesto para que los fieles del mundo puedan rendirle homenaje. Miles de personas ya se preparan para asistir a este momento histórico en la Plaza de San Pedro.
Una despedida sencilla, como él la quiso
Tal como lo dejó por escrito en su testamento, Francisco solicitó una despedida sobria, sin lujos ni honores especiales. Pidió que su tumba sea en la Basílica de Santa María la Mayor, sin decoración particular, únicamente con su nombre: Franciscus.
Con estas imágenes y primeros actos litúrgicos, inicia una despedida cargada de simbolismo, respeto y memoria por un pontífice que transformó la Iglesia con su cercanía, su mirada humana y su mensaje de inclusión.