La memoria histórica de las víctimas del conflicto armado en Medellín sigue viva a través del arte urbano. En un acto de restauración y reivindicación, colectivos de víctimas, grupos juveniles y artistas de la Comuna 13 se reunieron para restaurar un mural emblemático en el deprimido del puente El Mico, ubicado sobre la Autopista Norte, cerca de la Terminal del Norte. El mural, que refleja el mensaje “Las cuchas tienen razón”, hace referencia a las madres de personas desaparecidas en La Escombrera, un símbolo de lucha por la verdad y justicia en la ciudad.
El alcalde Federico Gutiérrez señaló que su administración respeta el derecho de las madres buscadoras a expresar su dolor y su causa, y subrayó que las intervenciones en los murales no buscan silenciar los mensajes, sino cumplir con las normativas establecidas en la Mesa del Grafiti, un acuerdo entre la administración municipal y los artistas urbanos. “El arte no se calla”, se lee ahora en uno de los murales que había sido previamente alterado.
Este mural, restaurado después de haber sido intervenido por la institucionalidad, es parte de una polémica que ha generado opiniones divididas. En enero, el mural con el mensaje “Nos están matando”, ubicado cerca de la estación Acevedo del Metro, fue también cubierto, pero luego restaurado, cambiando su mensaje a “El arte no se calla”. La intervención de los murales, aunque no política, ha generado reacciones encontradas tanto de autoridades locales como de figuras nacionales.
Los jóvenes y artistas que participaron en la restauración expresaron que su objetivo es preservar la memoria de las víctimas y de aquellos que luchan por justicia. “Borrar este mural no borrará las infamias cometidas durante más de 40 años. Queremos que la gente recuerde que las víctimas existieron y que la lucha por justicia sigue viva”, afirmaron. Para ellos, el mural no es solo arte, sino un símbolo de resistencia y un llamado a la memoria histórica.
Luz Amparo Mejía, directora de la Corporación Madres de la Candelaria, reafirmó la importancia de los murales como testimonio de la lucha de las madres y familiares de los desaparecidos. “Borrar los murales es querer acallar la memoria”, dijo, subrayando que estos murales no tienen color político, sino que son una forma de resistencia frente a la impunidad.
Por su parte, el alcalde Gutiérrez destacó que la intervención en los murales es parte de un proceso normativo, no una decisión política. “Medellín tiene un acuerdo reglamentado para la intervención del arte urbano. Todo debe ser consensuado a través de la Mesa Grava, y eso es lo que estamos haciendo”, explicó.
Finalmente, la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín ratificó que la restauración del mural en el puente El Mico fue autorizada por las autoridades locales, cumpliendo con todos los requisitos establecidos. Con esto, se cerró la polémica en torno a esta intervención, que no será alterada nuevamente por la administración distrital.
Este acto de restauración subraya el poder del arte como herramienta de memoria y resistencia, y reafirma que la lucha de las víctimas del conflicto armado continúa siendo una causa viva en la ciudad. “La memoria no se borra”, es el mensaje que sigue plasmado en los murales de Medellín.