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Cantantes creados con Inteligencia Artificial: así suenan sus canciones, ¿te convencen?

La innovación en la industria musical da un paso más con el surgimiento de All Music Works (AMW), una disquera española que asegura ser la primera en el mundo compuesta exclusivamente por artistas generados íntegramente con inteligencia artificial (IA).

“En All Music Works no seguimos las reglas, las reescribimos”, afirma la empresa en su manifiesto. Con esta visión, AMW utiliza la IA como una fuerza creativa que combina lo humano y lo tecnológico para revolucionar la música. Según Carlos Zehr, fundador de la compañía, el enfoque de AMW es completamente original, evitando reproducir voces o elementos protegidos por derechos de autor.

Artistas virtuales, reales en esencia

El proceso de creación comienza con un análisis de tendencias y el diseño de personajes únicos en papel. A partir de ahí, la IA desarrolla biografías, estilos de vida y repertorios musicales, creando artistas con identidades completamente nuevas.

Entre los nombres destacados se encuentran Motel Loïc, con un EP de funk titulado Elevator to Nowhere, y The Good Dog, un proyecto de indie rock con influencias de Arctic Monkeys. Ambos han demostrado que la música generada por IA puede ser no solo digerible, sino también artísticamente atractiva y comercialmente viable.

Diferente a lo que conocíamos

Zehr enfatiza que el enfoque de AMW no se limita a imitar lo que ya existe. “A diferencia de otros fenómenos musicales creados con IA, que recurren a contenidos protegidos como la voz de Bad Bunny o Rosalía, nosotros producimos música completamente original”, explica.

AMW combina herramientas de IA con la supervisión constante de un equipo humano, garantizando calidad y frescura en cada proyecto. Los artistas virtuales han llegado a plataformas como Spotify y TikTok, alcanzando audiencias globales y desafiando los límites de la creatividad en la industria musical.

¿Es este el futuro de la música? Los artistas virtuales de AMW no solo están transformando cómo consumimos música, sino también cómo la percibimos. La pregunta que surge ahora es: ¿lograrán estos proyectos mantener su autenticidad y conexión emocional con el público?

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