En el centro de la capital decenas de empleados de esos establecimientos se reunieron para mostrar su inconformidad por las medidas de la ‘nueva realidad’.

Aseguran que las indicaciones del Distrito de abrir solamente a cielo abierto es prácticamente imposible de para muchos de los establecimientos.

“¿Cómo sacamos las máquinas? ¿Dónde está la seguridad? Por el costo y por la infraestructura no da para eso”, reflexionó, Mauricio Vásquez, dueño de un gimnasio en Bogotá.

Los trabajadores y propietarios de gimnasios hicieron un llamado a la alcaldesa Claudia López para que les permita prestar el servicio al interior de sus locales, en espacios cerrados, pero seguros.

El 80 % de los negocios no tienen la capacidad logística para operar al aire libre y el clima característico de la ciudad, no es una idea muy factible.

Gigliola Aycardi, representante del gremio de gimnasios de Bogotá, indicó que “Bogotá es una ciudad donde llueve 181 días al año, según el Ideam. Solo en octubre llueve 21 días en el mes”.

La situación es crítica para los establecimientos, ya que antes de la pandemia, había un registro de 700 gimnasios en la capital, pero por la crisis económica el 30 % de los establecimientos entró en quiebra total.