Debido a los problemas en el transporte marítimo en el mar Rojo, tanto Tesla como Volvo han tomado la decisión de detener parcialmente su producción automotriz en Europa. Esta crisis en la región está afectando directamente a los fabricantes de automóviles, marcando la primera señal clara de que los incidentes recientes en el transporte marítimo están teniendo un impacto considerable en la producción local.
Los ataques liderados por Estados Unidos y el Reino Unido contra la milicia hutí en Yemen han suscitado preocupaciones sobre la posibilidad de una interrupción prolongada en el comercio global a través del mar Rojo, una de las rutas más vitales del mundo.
La escasez de componentes se atribuye al desvío de numerosos barcos alrededor del extremo sur de África, evitando la ruta convencional del canal de Suez debido a las tensiones en el mar Rojo. Tesla ha anunciado la suspensión de la mayor parte de su producción en la fábrica cercana a Berlín desde el 29 de enero hasta el 11 de febrero, mientras que Volvo Car detendrá la producción en su planta en Bélgica durante tres días la próxima semana debido a demoras en la entrega de cajas de cambios.
La situación en el mar Rojo está provocando trastornos significativos en la cadena de suministro a nivel global, afectando no solo a la industria automotriz, sino también a sectores como el petrolero y el transporte marítimo en general. Las tarifas de transporte marítimo de contenedores han experimentado un aumento considerable, y las empresas se enfrentan a desafíos logísticos, junto con la perspectiva de una interrupción prolongada. La volatilidad en el comercio marítimo y los cambios en las rutas habituales plantean riesgos para la recuperación económica mundial, mientras que el aumento en los costos de fletes y petróleo podría avivar la inflación.
